martes, 23 de abril de 2019

Personalidades Hanbalis fueron Sufies



El Dr. George Makdisi en su obra maestra, "Religion, Law and Learning in Classical Islam", sostiene efectivamente que los principales estudiosos clásicos del Madh-hab Hanbali fueron sufíes. Para muchos, este argumento es insignificante. Sin embargo, para mí, y para los que han sido castrados espiritualmente  por los seudo salafis, esta información es necesaria para el corazón y satisfactoria para el alma. La intención de este breve tratado es difundir la información que Ibn Qudamah, Ibn Taymiyyah, Ibn Al Qayyim Al-Jawzīya, Ibn Rajab y otros de entre los Hanābilah, fueron sufís ortodoxos .

En un breve artículo "L‟isnad Initiatique Soufi de Muwaffaq Ad-Din Ibn Qudama" la Jirqah (el manto sufí) de Ibn Qudamah (1); se mencionan varios estudiosos Hanbalis: 

1) Yūsuf ibn Muhammad ibn Nasr ibn Qāsim Al-Ma‟dnī Al Hanbalī.
2) Abī Abdillah Muhammad ibn Shaij Al-Allāmah „īmādud-dīn Abī Is-hāq Ibrāhīm ibn Abdul Wāhid Al Maqdisī Al Hanbalī.
3) Abī Muhammad Abdullah ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Qudāmah Al Maqdisī Al Hanbalī.
4) El señor de los sufíes y gran Hanbali, Abī Muhammad Abdul-Qadir Ibn Abu Salih ibn "Abdillah Al-Yili (Jilani).
5) Mukharrimī, que también era un Hanbali
6) Abūl Fadhl Abdul Wāhid ibn Abdul-„Azīz ibn Al Hārith ibn Asad At-Tamīmī Al-Hanbalī [muerto en el  410 en Baghdad]
7) Abūl Hasan Abdul-Azīz At-Tamīmī, el padre de Abūl Fadhl previamente mencionado, también fue bien conocido como un hanbali en su tiempo. Murio en el 371 A.H. en Dhul Qa‟dah.

Estos son siete conocidos eruditos Hanbalis que tomaron la Jirqah, cada uno de la mano del otro. Esta Jirqah (manto sufi) es una clara refutación para aquellos entre los estudiosos orientalistas y musulmanes que creen que la escuela Hanbali se opone al sufismo. Cabe señalar que ´Abdul Qadir Al-Yili (Jilani), que fue un conocido Hanbali y autor del manual hanbali "Al Ghunyah", es el epónimo de la Tariqah Qadiriyyah.

El Dr. G. Makdisi teoriza lo siguiente con respecto Al-Ansārī Al Harawi Al Hanbalī y Abdul Qādir Al Jīlī «Con sólo estos dos hechos, uno podría haber pensado que algunas ideas se podían cambiar. Pero nada ha pasado. Se ofreció una explicación sobre este tema, y sigue siendo esta hasta hoy aceptada, la cual nos dice que estos dos sufíes eran Hanbalis simplemente porque fueron contrarios a la teología racionalista o kalām, por lo que - según esta explicación - habrían sido atraídos hacia la escuela Hanbali, ya que esta también se oponía al kalām». [Página 121]

El Dr. G. Makdisi expone así el tema, al referirse al sufismo de Ibn Taymîyya: «algunos años atrás en Portugal, leí un trabajo del IV Congreso de Estudios Arábicos e Islámicos (1968), un texto que aun se encuentra esperando para ser publicado. Dicho trabajo se titula "The Hanbali School and Sufism". Su objetivo es demostrar la tesis de que la oposición Hanbali con respecto al sufismo, ya no es sostenible. La nueva evidencia presentada, fue tomada a partir de fuentes manuscritas que he encontrado en los últimos años en algunas de las bibliotecas de Europa y del oriente musulmán. En concreto, los documentos muestran la genealogía espiritual sufí de un cierto número de eruditos Hanbalis, hasta ahora desconocidos como sufíes, en otras palabras, las cadenas de iniciación sufí, o Silsila, en las que fueron nombrados Hanbalis que había sido investidos con el manto sufí, llamado Jirqa, por el célebre Sûfi Hanbali 'Abd al-Qâdir al-Yilî. Las fechas de la muerte de los involucrados se extienden desde el 561 a 795 H. H.. Así, 'Abd al-Qâdir, epónimo de la hermandad sufí, invistió con el manto sufí tanto a Abû Umar b. Qudâma (m. 607/1210) y a su hermano Muwaffaq ad-Din b. Qudâma (m. 620/1223). El hijo del anterior, y por lo tanto sobrino de este último, Ibn Abî 'Umar b. Qudâma (m. 682/1283) recibió el manto directamente de su padre y de su tío. Es Ibn Qudâma  quién invistió a Ibn Taimîyya con el manto Sûfi. Esta genealogía espiritual continúo, a través de Ibn Taimîyya, con Ibn Qaiyim al-Jauzîya  (m. 751/1350), autor de una obra sufi, "Madârij as-sâ'likîn", que es un comentario de la célebre obra sûfi "Manazil as-Sâ´irîn" del celebre sûfi Hanbali al-Ansâri al-Harawi. Después de Ibn al-Qaiyim Jauzaiya, el último nombre en esta cadena de iniciación sufí es la de Ibn Rajab (m. 795/1393), el biógrafo de la escuela Hanbali.

Así, los siete nombres que forman los eslabones de esta cadena Sufi pertenecieron a la Escuela Hanbali, abarcando un lapso de tiempo de tres siglos, a partir del sexto/duodécimo siglo hasta el octavo/decimocuarto siglo.

Esta cadena se ha conservado hasta nosotros en una obra del Hanbali, Yûsuf b. 'Abd al-Hâdî titulada "Bad' al-'ulqa bi-lubs al-Jirqa", un trabajo en manuscrito, conservado en la Firestone Library de la Universidad de Princeton, entre otros manuscritos todavía en proceso de ser catalogados.

En otro trabajo manuscrito, conservado en la Biblioteca Chester Beatty de Dublín, nos encontramos con la corroboración de esta genealogía sufí de Ibn Taimîyya. La obra en cuestión se titula "Targhîb al-mutahâbbîn fîlubs khirqat al-mutamaiyizîn" de Jamâl ad-Dîn at-Talyânî, y cita a Ibn Taimîyya haciendo la siguiente declaración: "Me puse la bendita capa sûfi de 'Abd al-Qâdir (al-Yilî), existiendo entre él y yo dos (Shaijs sufíes)".

Además una confirmación viene de Nâsir ad-Dîn de su libro "Iftâ 'hurqât al-hauba bi-ilbâs Jirqat at-tauba", una obra perdida que ahora se conserva en algunas partes de la obra de Yûsuf b. 'Bad' Abd al-Hâdî al-'ulqa. Ibn Taimîyya es citado afirmando su afiliación Sufi en más de una orden sufí, y alabando la tariqat Qâdiriya como la más grande de todas ellas. Se le cita en los siguientes términos: "Me he puesto el manto sufí de una serie de Shaijs pertenecientes a diversas tariqas (o cofradías), entre ellos el Shaij 'Abd al-Qâdir al-Jilî, cuya tariqa es la más grande de las conocidas".

Recordemos que cuando Ibn Taimîyya murió, fue enterrado en el cementerio Sûfi en Damasco, donde otros miembros de su propia familia, también sufíes, habían sido enterrados antes que él. Algunos escritores, bajo la ilusión de que Ibn Taimîyya fue el peor enemigo del Sufismo, han querido ver en este hecho un giro irónico del destino. Pero no fue, por supuesto, nada de eso, porque no había nada más natural para Ibn Taimîyya, un sûfí,  ser enterrado entre los sûfíes.

La cadena de la iniciación sûfí que acabamos de describir se compone enteramente de Hanbalis, y vuelve al gran sûfi Hanbali cuya tumba se ha mantenido hasta hoy como un lugar de peregrinación en Bagdad. Sabemos desde hace algún tiempo, los nombres que conformaron los eslabones de la cadena, en orden ascendente, volviendo a 'Abd al-Qâdir al-Junaid. Pero lo que no ha sido de conocimiento general, es que esta cadena incluye a Hanbalis que vivían ya en el cuarto / décimo siglo, dos siglos antes de 'Abd al-Qâdir y un siglo antes de que Al-Ansârî al-Harawî.

La cadena en cuestión ha sido totalmente analizada en un artículo que pronto aparecerá en una edición del Cahier de l'Herne en París dedicada al fallecido Lousi Massignon. Por tanto, me limitaré a una breve descripción del documento y su contenido.

Los documentos que se conservan en la Biblioteca Zâhirîya en Damasco, en un volumen de miscelánea, y consiste en una sola página electrónica, citando el linaje sûfi de Shams al-Dîn al-Dunaisiri que murió en 751/1356. La silsila fue originalmente escrita por él mismo Dunaisirî; el documento Zâhirîya es una copia del original, hecho en la vida del autor, en 744/1343, es decir, trece años antes de la muerte del autor. Dunaisirî, autor del documento, no era un Hanbali, ni es el copista cuyo nombre es Hamza ... al-Hakkârî.

Esta cadena de iniciación sûfí contiene 21 eslabones. No podría ser más completa de lo que es, ya que se remonta al Califa 'Alî (n ° 18), al Profeta, al ángel Gabriel, y finalmente a Allah (n ° 21). Los números del 13-17 de la cadena pertenecen a un conocido grupo de los primeros sûfíes: Sâri as-Saqatî, Ma´rûf al-Karjî, Dâwûd at-Ta'î, Habîb al-'Ajamî y por último pero no menos importante, especialmente para los Hanbalis que lo admiraba mucho, al-Hasan al-Basrî. Los números 11 y 12 son Shiblî y Junaid respectivamente.

Pero lo que es de especial interés para nosotros son los eslabones de la cadena, en orden ascendente, hasta el número 10. De estos diez sufíes, siete son Hanbalis. Los enlaces son como sigue:

1.- Dunaisirî
2.- Ma´danî (Hanbali)
3.- Shams al-Dîn b. Qudâma (Hanbali)
4.- Muwaffaq al-Dîn b. Qudâma (Hanbali)
5.- Abd al-Qâdir al-Jîlî (Hanbali)
6.- Mukharrimi (Hanbali)
7.- Hakkâri
8.- Tarsûsî
9.- ´Abd al-Wâhid at-Taminî (Hanbali)
10.- ´Abd al-´Aziz at-Tamîmî (Hanbali) ...

... quien recibió su Jirja de Shiblî, este último recibió la suyo de Junaid.

'Abd al-Qâdir, epónimo de la târiqa Qâdiriya tuvo un maestro sûfí con el nombre de Hammad ad-Dabbâs, que murió en 525/1130. Pero no es este maestro sûfí que le debe su iniciación, más bien se lo debe al maestro Hanbali Abû Sa´d al-Mukharrimî, un contemporáneo del Hanbali Ibn ´Aqil Ibn, ambos murieron en el 513/1119, y los dos habían, sido profesores de fiqh Hanbali de 'Abd al-Qâdir. También sabemos que la
madrasa o escuela de derecho de 'Abd al-Qâdir , fue antiguamente la de su maestro al-Mukharrimî que lo invistió con el manto sufí (Jirqat at-tasawwuf). 'Abd al-Qâdir ampliara esta madrasa, y encontrando referencia en la literatura biográfica "'Abd al-Qâdir madrasa" y "Abd al-Qadir Ribât", sugiriendo que ambos estaban abarcadas por el mismo complejo arquitectónico.

Entre al-Mukharrimî y los dos siguientes Hanbalis hay dos sûfíes no Hanbali. Los Hanbalis son de la familia Tamimî, relacionados entre sí como padre e hijo.


Luego de las pruebas que acabamos de describir brevemente, podemos añadir una obra de Ibn Taimîyya, es decir, un comentario de él, del conocido trabajo sûfí de 'Abd al-Qâdir al-Yili. El trabajo de Yili, como recordaremos fue traducido al alemán y estudiado por el profesor Walther Braune en 1933.

En este comentario al trabajo del epónimo de la hermandad sûfí a la que pertenecía, Ibn Taimîyya cita varios artículos claves del trabajo de Yilî, y comentarios sobre ellos en detalle. Es aquí donde se muestra su apreciación inconfundible por el sufismo no sólo, por su famoso compatriota Hanbali y maestro sûfí 'Abd al-Qâdir al-Yilî, sino también por el maestro sûfí de este último, el no-Hanbali Hammâd ad-Dabbâs. Esto es muy importante a la luz del hecho de que el famoso Hanbali contemporáneo de Hammâd ad-Dabbâs, Ibn ´Aqîl había condenado a este Sûfi, por considerar que llevaba adelante prácticas sufíes no-ortodoxas. Por el contrario, Ibn Taymîyya no tiene nada más que elogios para Hammâd ad-Dabbâs, a quien consideraba como un maestro sûfí ortodoxo. Además, al contrario, de su alabanza de 'Abd al-Qâdir, el Hanbali Sûfi y de Hammâd ad-Dabbâs, el sûfi no-Hanbali;  Ibn Taimîyya censuro a su compañero Hanbali, el gran sûfí al-Ansârî al-Harawî, y le acuso de sospecha de duplicidad. Esta actitud de Ibn Taimîyya sobre al-Ansârî al-Harawî,. contrasta, a su vez, con la de su discípulo Ibn al-Qaiyim Jauzîya, que admiraba al-Ansârî y escribió uno de los comentarios más significativos de este último "Manâzil as-sâ'irîn", como ya hemos mencionado.

Me limitaré a una breve descripción de su obra de Ibn Taimîyya y algunos comentarios sobre su contenido. Me encontré con esta obra en la colección de manuscritos no catalogados de Princeton. Esta es una de varias obras de Ibn Taimîyya, encuadernada en un volumen de misceláneas. La portada del comentario lleva el nombre del autor como simplemente "Shaij al-Islam". Pero la primera página de la obra es más explícita, ya que le da el nombre con más detalle: Abûl-Abbâs Ahmad b Taimîyya. También encontramos en el cuerpo del mismo texto, que el autor se refiere a Abû´l Barakât como su abuelo (jaddunâ Abû´l Barakât), que nos otro, que Abû´l Barakât Majd ad-Dîn b. Taimîyya que murió en 652/1255. Por otra parte, el contenido de la obra pertenece inequívocamente a Ibn Tamimîyya tanto como por el estilo de la lengua y las doctrinas que discute. Cualquiera que esté familiarizado con los escritos de Ibn Taimîyya reconocerá fácilmente el nuevo trabajo como pertenecientes a la misma línea de los trabajos de su autoría titulado "Marâtib al-Irâda al-Qadâ 'wa´l-qadar  y al-Ihtijâj bi'l- qadar". Por lo tanto, no puede haber ninguna duda sobre la autoría de la obra.

En las obra que acabamos de mencionar de Ibn Taimîyya, este vuelve a censurar a 
al-Ansârî al-Harawî y al-Hajjâl y elogiar a 'Abd al-Qâdir y Hammâd ad-Dabbâs. Además de 'Abd al-Qâdir y Hammâd ad-Dabbâs, otros sufíes entre los antiguos y los moderno,s son elogiados por Ibn Taimîyya como "Ortodoxos Shaijs Sûfis", un término usado de diversas maneras por él como "al-Mashâyij, Ahl al Istiqâma", o "al Mustaqîmûn nina's-sâlikîn" o "Ahl al-istiqâmamin Ahl al-Ibada". Entre estos sufíes que reúnen la aprobación de Ibn Taimîyya encontramos: al-Fudail b. ´Iyâd, Ibrâhîm b. Adham. Abû Sulaimân ad-Dârânî, Ma´rûf al-Karkhî, Sarî as-Saqatî y al-Junaid, los cuales él cita como en las filas de los primeros sufíes ortodoxos (Jumhur mashâyij as-salaf). De los sufíes tardíos ortodoxos  cita a 'Abd al-Qâdir, Hammâd ad-Dabbâs y Abû´l-Bayân (m. 551/1156). De estos nueve nombres, encontramos cuatro que son parte de la cadena sûfi de Ibn Taimîyya citados anteriormente: Ma´rûf al-Karkhî, Sarî as-Saqatî, Junaid y 'Abd al-Qâdir. "


Me detengo aquí, pues me parece que he destacado el punto de la abundante presencia Hanbali en las filas del sufismo;  G. Makdisi continúa su afirmación de que Ibn Taymîyyah fue un sûfí porque usó el lenguaje de los sûfíes en el discurso y exposición de su fatawa. Le pedimos a Allah que beneficiará a los musulmanes con este breve artículo. Amin!

 

Abūl Layth ibn ´Ata
Fuente: Seekingilm
Traducción: Yerko Isasmendi


Notas:

1) Este manuscrito se encuentra en la Biblioteca Thāhirīya en Damasco, Siria.


martes, 9 de abril de 2019

¿Es el Tarot de Marsella el mazo más antiguo?



Uno de los mayores expertos en el mundo sobre la historia del Tarot, Thierry Depaulis en un excelente ensayo sobre el Tarot de Marsella publicado en la revista “The Playing-Card” aclara:

«Hay personas que afirman que Marsella tiene credenciales muy tempranas en cuanto a naipes, y que los artistas locales deben haber estado listos para pintar las cartas del tarot en la Edad Media, pero no hay evidencia de esto. Un documento al que a veces se hace referencia son los Estatutos de St. Victor Abbey de 1337, donde se dice “Quod nulla persona audeat nec præsumat ludere ad taxillos, nec ad Paginas, (nec) ad eyssuchum.” Al comparar este texto con el Du Cange’s low-Latin dictionary (Glossarium mediæ et infimæ latinitatis, New edition, Paris, 1736) no tenía dudas de que las paginas eran naipes. Ya que 'ludere ad taxillos' significa jugar a los dados, y eyssachum es "Echets" (ajedrez), por lo que las 'paginas' no pueden ser más que cartas. Desafortunadamente, hay muchas razones para dudar de esto. El primer eyssuchum (mal interpretado como eyssachum en la última línea …) nunca ha significado ajedrez (que era scacchi en latín), pero es claramente la forma latinizada de la palabra provenzal eyssuch, que significa "seco". Las palabras 'ludere ad eyssuchum' son de hecho comunes en las leyes locales medievales. A menudo se oponen a 'ludere ad bagnat' (Prov. 'Jugar al banhat'), que literalmente significa "jugar por lo húmedo", es decir, por las bebidas.

Como muchos estudiosos provenzales del siglo XIX y principios del XX han demostrado, ludere ad eyssuchum significa jugar "seco", es decir, no por tragos, sino por dinero real. Por lo que no tiene nada que ver con el ajedrez.

En el sur de Francia, así como en algunas partes de la Península Ibérica, y tal vez también en Italia, los legisladores, que tuvieron que enfrentar diversas formas de apuestas, habían llegado a distinguir el juego de las bebidas, donde el perdedor tenía que comprar bebidas para los otros jugadores, de los juegos de azar con dinero real - es donde entra 'seco', no hay líquido … – el cual debía estar estrictamente prohibido. Se toleró el juego 'húmedo', no el juego 'seco'. Por supuesto, ambos tipos de juegos de azar estaban prohibidos para los clérigos.

La publicación del libro de D'Allemagne en donde aparecía la afirmación de que 1337 era la primera referencia de las barajas de naipes (en Marsella) provocó la sospecha del Abbé Henri Requin. Quién sugirió que las 'paginas' era una lectura errónea de bagnas (o bagnat), restableciendo así el equilibrio clásico entre las palabras bagnas y ad eyssuchum, y dando sentido a una oración por lo demás incomprensible. Ofreciendo la siguiente reconstrucción “Quod nulla personna presumat ludere ad taxillos nec ad bagnat nec ad eyssuchum”, que ninguna persona debería atreverse a jugar a los dados, ni por las bebidas, ni por dinero real. Tenga en cuenta que los dados son el único juego mencionado[1]».

Philippe Camoin (heredero de los últimos Maestros en Cartas de Marsella) en su sitio web oficial señala en cambio que: «En 1337, también, se menciona la prohibición en los estatutos de la Abadía de San Víctor de jugar "paginae" (en latín: pergamino, página, papel). Esta palabra podría aplicarse al juego de cartas porque, en 1408 (ojo el uso de una palabra en un siglo puede variar mucho) , las palabras "papel para jugar" y "carta" se usan en la misma oración para designar el mismo juego. Esto podría explicarse por el hecho de que la palabra naip qui, en español se usaba para designar las tarjetas que podrían provenir de la palabra flamenca "knaep" que significa papel. De hecho, los españoles y los flamencos estaban en ese momento en una relación comercial. La palabra primitiva para jugar a las cartas, por lo tanto, podría haber sido "papel para jugar" abreviado a veces como "papel". Esta es la hipótesis del famoso especialista en cartas Henri-René D'Allemagne, a la que también me suscrib[2]. Vemos como a diferencia de Depaulis que se basa en estudios lingüísticos e históricos, Camoin en cambio solo se basa en meras conjeturas.

Lo que se sabe con certeza es que la primera mención de cartas en Marsella es una acta notarial de 1381. En ese año Jacques Jean, hijo de un mercader aventurero de Marsella, se comprometió ante un notario a evitar los juegos de azar (particularmente el nahipi) durante su viaje a Egipto. Y también durante los ocho días siguientes a su regreso a Marsella. El Nahipi es por supuesto la misma palabra que el naibi que se usaba en Italia, y la misma que los naipes catalanes y castellanos, o sea "juego de cartas". Es interesante leer que Jacques Jean estaba a punto de navegar a Alejandría, de donde sospechamos que las cartas de juego habían venido. Pero a través de los estudios de Joseph Billioud, sabemos que no hay otra evidencia de juego de cartas en Marsella antes de 1562. Todas las demás fuentes son posteriores, como un contrato firmado por otro jugador de Marsella en 1567, donde también se mencionan las cartas y tarot, y todo tipo de otros juegos. Además en el libro "Premier livre de la prison" de Louis Bellaud de La Bellaudière (c.1543-1588), un dramaturgo y poeta provenzal que nació en Grasse pero vivió entre Marsella, Aix-en-Provence y Aviñón, encontramos estos dos versos: «… Quand fan d’un prisonnier lou douze d’as Tarotz» (…. cuando un prisionero juega el XII del tarot. ")

Ahora bien, esto no quiere decir que las Barajas hubieran sido confeccionadas en el siglo XVI en Marsella, Philippe Camoin data la autorización oficial del rey para el trabajo de los talleres de impresores en 1638, aunque sugiere que no es improbable que los maestros carteros estuvieran trabajando en fechas anteriores. Thierry Depaulis al respecto señala que «no se sabe de ningún cartero que haya hecho cartas en Marsella antes de la década de 1630». Por lo que cabe la posibilidad de que los mazos que circulaban en Marsella vinieran de otras ciudades. «No había tantos lugares donde se fabricaron naipes a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Lyon sería un candidato obvio, aunque Aviñón, entonces una ciudad papal, es el lugar donde se hicieron cartas desde el siglo XV, por lo cual también es un buen candidato».

Los primeros impresores de cartas en Marsella conocidos son Jean Pradines (1634), Louis Garret (1638) y Benoît Ganteaume (1638-64). A pesar que no han sobrevivido ningún mazo de estos talleres, es conceso que el mazo español, del patrón 'nacional', que se encuentra en el Museo de Naipes 'Fournier' de Álava, puede ser atribuido a Ganteaume[3].

Pero se desconoce si el “patrón” del llamado Tarot de Marsella es original de dicha ciudad. Se sabe de la existencia de una petición oficial al consejo de la ciudad de Marsella, por parte de los carteros de Lyon en 1642, en la cual se quejaban de que los carteros locales falsificaban sus tarjetas e impresiones y exigian que se prohibiera dicha práctica. Esta es una clara señal para Depaulis «de que, en Marsella, el arte de hacer cartas depende de los modelos de Lyon. Incluso el patrón de Provenza proviene de Lyon, donde se encuentran sus primeros ejemplos». Pero no podemos saber si los talleres en Marsella producían el patrón conocido hoy como Tarot de Marsella. El único dato duro lo aporto Yves Reynaud que tuvo la suerte de encontrar dos cartas de tarot, un nueve de monedas y una Papisa, que se habían reutilizado para reforzar la unión de un pequeño libro impreso en Marsella en 1686, el anónimo “L’amy sincere de Messieurs de la Religion P.R. qui veut les convaincre des erreurs de leur secte” (A Marsella, 1686). Estas cartas probablemente se hicieron en la misma ciudad , proporcionándonos así las primeras cartas del Tarot de Marsella. No obstante, entre treinta a veinte años antes, cartas del mismo diseño fueron producidas por Jean Noblet en París.


En conclusión, la datación más antigua comprobable del patrón del Tarot de Marsella data del siglo XVII. Además los datos históricos nos indican que el patrón no fue una creación de los talleres de Marsella, sino que fue traído desde otras localidades e incluso hay datos que apuntan a que su fuente original fue foránea y bastante anterior[4]. Por útimo nos queda precisar que el uso más temprano del nombre "Tarot de Marsella" se lo debemos a Romain Merlin que en su ensayo "Calligraphie, gravure, cartes à jouer", realizado para la Exposition Universelle de 1855 escribió: «… en los tarots de Besancon, el papa y la papisa son reemplazados por Júpiter y Juno. El tarot de Marsella en cambio no se aprecia este cambio»[5].

Solo nos queda comentar en que fecha el Tarot comenzo a ser usado en forma predictiva. Hay consenso entre los académicos especializados en la historia del tarot, que no hay registro alguno del uso del tarot como instrumento predictivo antes de Etteilla. Su libro “Manière de se récréer avec le jeu de cartes nommées tarots” de 1770 es considerado la primera guía de adivinación[6]. Es sabido además que el tarot en sus etapas más tempranas era un juego más de naipes, aunque algunos datos hacen “suponer” que posiblemente en su primera etapa fue algo más[7]. Sobre Marsella se sabe que en el año 1701 se decretó un nuevo impuesto sobre los naipes y tarots. Debido a este impuesto se llevó un detallado registro de los inventarios de los talleres y de las “académies”[8]; encontrándose varios mazos de tarot en las casas de juego, lo que prueba que los tarots eran usados como juegos de cartas en dichas fechas. Una de las alusiones más famosas al juego del tarot, es de Giordano Bruno, en la única comedia que escribió, me refiero a "Il Candelaio”[9]. El pasaje donde Bruno cita al Tarot expresa un momento típico en la vida de Nápoles en un tiempo en que «el más pequeño del pueblo napolitano se presentará con un diálogo, con prontitud y copiosidad, lleno de refranes ingeniosos y abundancia de refranes, juicios, invocaciones a los santos y las blasfemias, que son una cualidad particular del carácter y las costumbres de allí», pues bien Bruno puso en la boca del ladrón Barra las siguientes palabras «le dije al posadero: "Messer anfitrión, me gustaría jugar un juego". "¿Qué juego?", Dijo, "¿quieres que juguemos? Tengo cartas de tarot". Le dije:"En ese maldito juego, no puedo ganar porque tengo una memoria terrible»[10].

Como lo señalo David Parlett[11] los Tarots fueron utilizados para jugar desde el siglo XV en adelante, mientras que sus interpretaciones ocultistas y adivinatorias datan de finales del siglo XVIII. Después de haber sido jugado durante más de 500 años, el Tarot sigue siendo el Juego de cartas diario para miles, quizás millones, de jugadores europeos.

Para terminar solo decir que han sobrevivido tarots más antiguos datadas en el siglo XIV, como el tarot pintado por Gringonneur de 1392. Pero el mazo más antiguo conservado en buenas condiciones y completo, es el Tarot de Visconti-Sforza que se cree que fue pintado en 1432.


Yerko Isasmendi

miércoles, 3 de abril de 2019

El Tarot de Austin Osman Spare



El artista y mago británico Austin Osman Spare sigue siendo un total desconocido para muchos, hay quienes lo comparan a William Blake, con quien comparte numerosas similitudes (viviendo en gran medida empobrecido, ignorado por sus contemporáneos, ridículamente prolífico, mezclando arte y ocultismo); sin embargo el aprecio por el trabajo de Spare y su significado han aumentado con el tiempo. De la misma manera que el poeta y ocultista William Butler Yeats ayudó finalmente a llevar la obra de Blake a un público más amplio (al menos de intelectuales y bohemios); en el caso de Spare son artistas y ocultistas, como Genesis P'Orridge , Kenneth Grant, y Alan Moore quienes han divulgado su obra. Si bien es cierto que en el trabajo mágico de Spare la parte más atractiva y estudiada ha sido su sistema de conjuros artísticos conocidos como "magia de sigilos", no es menos interesante todo su trabajo desarrollado en torno a la cartomancia[1].

Además de los dos tratados recopilados en el libro "Two Tracts on Cartomancy"[2]; para muchos era desconocido que Spare había creado su propio Tarot, debido principalmente a que nunca se había encontrado indicios físicos de su existencia, solamente menciones en correspondencias que hacían suponer la existencia de este, hasta que en la primavera de 2013 fueron identificadas dentro de las colecciones del Museo del Círculo Mágico de Londres un Tarot de 79 cartas, pintadas a mano, creada por Spare en 1906.

Este interesante mazo ha sido publicado por Strange Attractor Press en una bellísima edición titulada "Lost Envoy: The Tarot Deck of Austin Osman Spare". El libro también incluye una colección de ensayos del curador del Museo del Círculo Mágico y editor del libro Jonathan Allen, del biógrafo de Spare Phil Baker, del artista y autor Alan Moore, de la académica del Tarot Helen Farley, del historiador y editor Gavin Semple entre otros. A través de estos ensayos es posible aprender, sobre las fascinantes diferencias del mazo de Spare; su uso de imágenes y palabras que puentean las cartas individuales, y de como las cartas de juego convencionales y la cultura de la magia desempeñaron un importante papel en la creación del mazo, etc.




Yerko Isasmendi