Demás esta decir, que la hipótesis de la relación del simbolismo masónico con el Tarot hace mucho ha sido descartada, por ejemplo el conocido historiador de la masonería Roger Dachez comenta en una entrevista que el Tarot pudo ser parte de una probable fuente muy secundaria de la cual bebió el simbolismo masónico, y nada más.
Imbert parte de la errada teoría que la masonería anterior a 1717, fue una sociedad secreta poseedora de un saber iniciático y esotérico que se remonta al culto mitraico romano. Para nuestro autor la masonería habría nacido en las cuevas mitraicas (Mithraea), para luego perpetuarse en y por los cuarteles del ejército romano que rendían culto al Sol Invictus, luego los de Saint-Germain-en-Laye, y luego los de Napoleón. Y, por último, terminaría en las tabernas de donde nacería la masonería especulativa.
En resumen, un libro que no aporta nada nuevo, más allá de reunir hipótesis y teorías hace tiempo totalmente desacreditadas. Aunque me saco el sombrero por el malabarismo que tuvo que hacer para trazar algún nexo entre el Mago y el Cuervo del culto mitraico romano, ya que el vinculo con mercurio lejos es insuficiente. Lo mismo para los otros arcanos como el Carro con el grado de Preboste y Juez o Maestro Irlandés del REAA.
Yerko Isasmendi
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