Hace algún tiempo comente acerca del rol jugado por algunos masones en la neo lectura ocultista del Tarot[1]; en esta entrada voy a mencionar a algunas personalidades del teosofismo[2] que se interesaron por el Tarot, aunque sus aportes reales son más bien escasos.
Es ampliamente sabido la doble militancia que en el apogeo del reavivamiento ocultista inglés los miembros de distintas sociedades acostumbraban asumir, por ende los sincretismos de creencias y prácticas eran una realidad. En el caso de la Sociedad Teosófica, entre sus filas militaban masones, neo rosacruces, ocultistas, etc; pero fue a través de la sección esotérica de la Sociedad Teosófica en donde este sincretismo se canalizo de mejor forma[3]. A pesar que la Sociedad Teosófica no tuvo ninguna doctrina especial con respecto al Tarot, es sabido que varios de sus miembros se interesaron en las "posibilidades" que les ofrecía[4].
Gérard Anaclet-Vicent Encausse (Papus) fue miembro de la Sociedad Teosófica y el más importante exponente francés de la relectura ocultista del Tarot. Su libro “Le Tarot des Bohémiens” jugo un rol importante en el esfuerzo por vincular el Tarot con diversas disciplinas vinculadas al ocultismo como la cábala; siendo un continuador de las tesis de Eliphas Lévi[5].
Piotr Demiánovich Ouspenski[6], esoterista ruso conocido por su obra divulgativa sobre las enseñanzas de George Gurdjieff, y sobre el Cuarto Camino, en 1912 público un librillo titulado "Symboly Taro" en el cual trató de ejemplificar su uso personal de la conciencia superior que exaltaba. El libro se hace eco de la creencia popular de que el Tarot es "un resumen de las Ciencias Herméticas - la Cabala, la Alquimia, la Astrología y la Magia". Siguiendo a Lévi y a Papus, Ouspensky asume que los cuatro palos del Tarot y las cuatro cartas de corte simbolizan el Tetragrammaton. Permite que las posiciones usuales del Hierofante y del Carro puedan ser intercambiadas. Sigue la numeración del Tarot Waite - Smith de los Arcanos de la Fortaleza y la Justicia, aunque no menciona el mazo en sí. Las imágenes del mazo de Waite sin duda tuvieron una gran influencia en las 22 "imágenes de pluma" de Ouspensky, en las que describe los Arcanos en términos visionarios[7].
Otra personalidad relevante de la Sociedad Teosófica fue Rudolf Steiner más conocido como el padre de la Antroposofía[8]. A pesar que fue un escritor muy prolífico, en sus escritos no hay mención alguna al Tarot, a excepción de un registro del tema en una conferencia "Zeichen und Symbole des Weihnachtsfestes" llevada a cabo en Diciembre de 1906: «por encima del triángulo está el símbolo del Tarot. Los iniciados de los Misterios egipcios sabían leer este signo. También sabían leer el Libro de Thoth, que consistía en setenta y ocho cartas en las cuales se registraron todos los acontecimientos mundiales desde el principio hasta el fin, desde Alfa hasta Omega, y que se podían leer si se unían y ensamblaban de la manera correcta. El libro de Thoth, o Hermes, contenía en imágenes la vida que se desvanece en la muerte y brota de nuevo en la vida. Quien pudiese combinar los números correctos con las imágenes adecuadas sería capaz de leerlo. Esta sabiduría de los números y las imágenes se ha enseñado desde la edad primitiva. En la Edad Media todavía desempeñaba un papel importante, pero hoy en día queda poco de ella»[9].
Pero fue Albert Faucheux[10] quién le dio a los triunfos un giro Teosófico. Bajo su seudónimo François-Charles Barlet[11] público un ensayo que apareció en el "Le Tarot des Bohémiens" de Papus, siendo el tema unificador de Barlet el paradigma ''teosófico'' del movimiento de la Naturaleza a lo largo de dos arcos, donde «la involución procede hacia el polo de la materia, la evolución hacia el polo del espíritu. La evolución es el movimiento más fuerte, y las psiques individuales se oponen a su propio riesgo»[12]. Para Barlet los antiguos reconocían los procesos universales de involución y evolución, expresándolos en los veintidós triunfos del Tarot.
Bajo este punto de vista, los triunfos ofrecerían un curso de instrucción para el neófito que aspira a un ascenso personal del espíritu. «Los Arcanos I a X representan el curso descendente, la involución del espíritu en la materia. La iluminación del neófito comienza con la experiencia simbolizada en el Arcano XI. Este triunfo, junto con XII y XIII, supuestamente recapitula el arco descendente; Los triunfos restantes expresan etapas de elevación espiritual»[13].
Vemos como Barlet ha tomado prestados los nombres de sus Arcanos de Paul Christian[14]. La naturaleza noble del ahorcado (XII) se remonta a Lévi, al igual que la interpolación del Loco como Arcano XXI. El "Dragón del umbral" es una variación del "habitante del Límite'' de Bulwer-Lytton y 'Nirvana' sin duda lo tomo de las enseñanzas de Blavatsky.
Mención aparte fue el teósofista francés René Schwaller, que en 1926 creo su Tarot Egipcio[15], un mazo de 25 cartas que expresan según su creador los caminos del conocimiento y la Sabiduría. Schwaller estaba convencido del origen egipcio del Tarot[16], y que este había sido un medio por el cual los sacerdotes predecían el futuro. Schwaller escribió: «El Tarot es una síntesis de teosofía y astrología. Su fundamento es la sabiduría divina».
En la actualidad algunos autores teosofistas han hecho suyas las tesis ocultistas y junguianas como método interpretativo del Tarot, un ejemplo es "The Fool's Pilgrimage: Kabbalistic Meditations on the Tarot" de Stephan A. Hoeller o el escritor Mayananda que intenta unir el teosofismo con el Tarot, aunque se basa principalmente en los trabajos de ocultistas de Crowley, Papus, Ouspensky y Curtisses (estos tres últimos interesados en el teosofismo). Mayananda también trata de aplicar el principio del teosofismo de los "Siete Rayos", pero no logra aclarar este concepto clave, intentando vincular cada uno de estos con una tríada de triunfos del Tarot.
Yerko Isasmendi
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