El profesor Andrea Vitali en su artículo "La Scala Mistica - Il viaggio mistico verso la Conoscenza" nos habla del papel del concepto de Escalera Mística de la tradición cristiana, citando de forma somera su relación con los orígenes del Tarot. Si bien es cierto, en un principio pensé sólo limitarme a traducir dicho artículo, creo que este tema será enriquecido si nos centramos en el Mazo de Mantegna, pues el artículo original hace una mención a un solo arcano de un Tarot específico, el de Carlos VI, dejando de lado un análisis más profundo con respecto a la Scala Mistica y el Tarot; centrándose más bien solo en la iconografía religiosa. Y este enfoque en el Mazo de Mategna obedece a que como el mismo Vitali afirma en otro artículo[2] acerca del Mazo de Mantegna: «el orden de las figuras, que ilustran la condición humana, las virtudes, las artes liberales, las Musas y las esferas celestes; divididas en cinco grupos distintos, expresa el sentido más logrado del mismo significado de la Escala Mística presente en las cartas del Tarot».
Pero volvamos a la Scala Mistica, en la tradición cristiana dicho concepto se remonta al pasaje del Génesis del sueño de Jacob durante su viaje a Harran, una ciudad en Metoposcopia[3], donde al llegar la noche se quedó dormido usando una piedra como almohada «Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y he aquí, el SEÑOR estaba sobre ella, y dijo: Yo soy el SEÑOR, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia … Despertó Jacob de su sueño y dijo: Ciertamente el SEÑOR está en este lugar y yo no lo sabía. Y tuvo miedo y dijo: ¡Cuán imponente es este lugar! Esto no es más que la casa de Dios, y esta es la puerta del cielo»[4].
Este pasaje bíblico ha sido muy comentado desde los Padres de la Iglesia en adelante, existiendo varias interpretaciones alegóricas de este episodio, que se pueden resumir en que la Escalera significa el vínculo de unión entre el mundo espiritual y el mundo material; también siendo asimilada a María y a Jesús como un símbolo del rol de intermediarios entre el cielo y la tierra. En cuanto a los ángeles, éstos fueron comparados con el descenso y ascenso del alma al cielo, siendo para otros más bien un símbolo de las palabras divinas.
Conviene recordar que en el cristianismo tradicional el camino hacia el cielo fue imaginado en forma de ascensión, como el caso de Elías y Cristo. La iconografía medieval es rica en representaciones de este viaje hacia Dios, simbolizado especialmente en el ascenso a una alta montaña - vasta citar el ascenso del Profeta Moisés al monte Sinaí -, siendo el símbolo de la Escalera un nuevo elemento iconográfico y hagiográfico. Mircea Eliade nos precisa «A los símbolos de la ascensión o "trascendencia" pertenece también, como arriba señalamos, la escalera. Representa de manera plástica el ascenso espiritual, el paso de un modo de ser a otro, En estos "ascensos", la escalera, lo mismo que la montaña, la columna y el árbol, está siempre en un "centro", ya que es el único punto en el que se hace posible la comunicación entre el cielo y la tierra, el único espacio en el que se rompen los niveles y desde el que, por tanto, se puede acceder al otro mundo»[5].
Sobre este punto las visiones de Santa Perpetua, la mártir cartaginesa son esclarecedoras « ..mientras estaba recluida en la cárcel, tuvo una visión de una alta y estrecha escalera que se elevaba al cielo, con espadas, lanzas y otras clases de armas que impedían el camino desde los lados; mientras un dragón se agitaba en su base, significando el camino al cielo a través del martirio». Una visión muy similar fue relatada por Alberico de Montecassino en el siglo XII[6].
Y este símbolo de la ascensión por medio de la Scala con respecto al Tarot cobra relevancia cuando comprendemos que el medio por el cual las almas asciende es a través del cultivo de las virtudes. En "Tarrochi: Storia, Arte, Magia", en la exposición titulada "L’Armonia Celeste"; podemos leer: «Este juego se refiere a los triunfos de Francesco Petrarca, donde el poeta del siglo XIV describe las seis fuerzas principales que gobiernan a los hombres y a las cuales se les asigna un valor jerárquico. La numerología románica vio en el número Seis "el poder sobrehumano", ya que, correspondía a los días de la creación bíblica. Primero viene el amor (instinto), que corresponde a una fase juvenil, luego la modestia (castidad, la razón), una siguiente fase de calma madura, a la que sigue a la muerte, lo que significa la fugacidad de las cosas terrenas. Sin embargo, quién gana fama es victorioso sobre la muerte en la memoria de la posteridad, porque él ha triunfado sobre el tiempo, ha logrado el dominio de la Eternidad, que elimina el hombre de la corriente del devenir y lo coloca en el reino de lo eterno»[7].
Este progreso gradual de lo material simbolizado en el instinto, es superado por la modestia, bellamente graficado por San Juan de la Cruz que escribió en La Ascensión del Monte Carmelo (1579-1585): «El alma que quiere escalar el monte de la perfección para hablar a Dios tiene que renunciar a todas las cosas materiales y dejarlas por debajo»[8].
Y esta renuncia a la materialidad como vía de elevación sería otra etapa o aspecto de la Scala, que está representado en la Primera Década, mostrándonos una secuencia que refleja el estado o condición de la humanidad; desde el humilde mendigo hasta el Papa. Pero no debemos olvidar el simbolismo en cuanto a etapas de un desarrollo interior de esta década, que va desde el humilde estado del alma simbolizado en el "Misero", hasta la faceta completamente espiritualizada del alma encarnada en la imagen del "Papa"; que de alguna manera es un símbolo de la trascendencia al ser este un "Pontis" (puente), pues pasa a ser un punto de encuentro entre el cielo, la tierra y el fin de la ascensión humana[9].
Por otra parte, San Benedicto de Norcia señalo el cultivo de las virtudes como medio de ascensión : «La mayor humildad y felicidad divina pueden ser alcanzadas en la vida terrenal por una ascensión, siendo como una escalera [scala], por la que se asciende en base a sus propias obras, como la de Jacob; confiando en primer lugar en las virtudes capaces de derribar el orgullo que hunde al hombre impidiendo su elevación».
Esta elevación por medio de las virtudes esta representada en la Cuarta Década que esta centrada en las 7 virtudes que culminan con el tiempo, el cosmos y el sol; claro simbolismo esbozado anteriormente en las palabras de San Benedicto de Norcia, pues solo a través del cultivo gradual y secuencial de las virtudes el alma puede elevarse, triunfar sobre el tiempo y el espacio; situándose en el reino del eterno simbolizado en esta década por el sol. Cada carta va marcando un "triunfo", un paso gradual en este ascenso. Recordemos que según Cicerón y Fulgencio las ciencias que incluían además de la filosofía, la retórica, la dialéctica, etc., pertenecía a las Musas como personificaciones de las facultades intelectuales. En el diálogo Tabula atribuido a Cebes - discípulo de Sócrates - se describe en base a alegorías un viaje iniciático, un ascenso , una Scala que conduce al hombre ante la verdadera cultura que lo conducirá a la presencia de la Ciencia y de las Virtudes, que a la vez, lo conducirán a la Felicidad. Como bien comenta Vitali al respecto: «los sabios, es decir, los que entenderán el camino correcto a través del intelecto y la razón, evitando riquezas y honores, siguiendo las virtudes y amando al único Dios; Ascenderán con Él a la gloria del cielo».
Con respecto a otra de las décadas del Mazo de Mantegna, Andrea Vitali[10] nos recuerda que en el surgimiento de la Escolástica surgió «una conexión entre la teología y la filosofía por medio de la cual la Scientia (ciencia) y Sapientia (Sabiduría) - incluyendo a la Philosophia que prepara toda comprensión de la fe, y la Theologia que pretende ser expresiones supremas - siendo consideradas los peldaños místicos de la escalera [scala]».
Sobre estos peldaños basta observar la Tercera Década del Mazo de Mantegna que se centra en "Las 7 Artes Liberales" basadas en la escolástica, más la poesía, la filosofía y la teología; para advertir que estamos ante una representación de este ascenso místico a través de cada una de las cartas; siendo estas «una escritura simbólica que desea mostrar el camino para alcanzar la felicidad eterna», y que se relaciona con la Segunda Década que corresponde a las 9 Musas y a Apolo.
Como podemos haber apreciado en este primer acercamiento introductorio al simbolismo de la Scala y el Mazo de Mantega, estamos ante una pieza que como señaló Joscelyn Godwin en su libro "The Pagan Dream of the Renaissance", «es un microcosmos (que se abre al macrocosmos), un mapa y modelo de ascenso (o descenso) del alma».
Yerko Isasmendi
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