Familiares, fantasmas, duendes, diablitos… Parte II



Es el turno de analizar el conocido caso de Lady Alice Kytele, en donde con su familiar Robin Artisson - también conocido como Robin el negro - llego a mantener relaciones sexuales, lo cual más allá de la idea de súcubu-íncubu, nos recuerda a la sexualidad manifiesta tanto de los genios como de las hadas, llegando a ser esta sexualidad el motivo de muchas posesiones en el mundo musulmán.

Sabemos que el familiar de Lady Alice Kytele se presenta como un demonio, pero del más bajo nivel, siendo según mi planteamiento un genio menor o en términos occidentales un duende de poca monta. ¿Pero cómo encajan los familiares-fantasmas que hemos mencionado?, ¿Existe alguna fuente que nos habla de una relación fantasmas-demonios?

El conocido exorcista Gabriele Amorth señala un caso de posesión demoniaca en donde además de tres demonios poderosos y una legión de demonios menores también se manifestaron tres almas condenadas: «Yo también me he encontrado con almas de condenados; no de simples difuntos, sino de condenados. Y siempre he visto tras ellas a un demonio que las dirigía. Es decir, son esclavas de Satanás, están a la merced del demonio y éste las envía a infestar a las personas».(1)

Ante la interrogante de cuál era la relación de estas almas con los demonios respondió que pudieran ser demonios disfrazadas de almas de condenados, aunque no descarta en hecho en base a su experiencia que pudieran ser almas que a causa de su estrecho vínculo con lo material, o por el odio y resentimiento que sienten hacia el prójimo, o por haberse entregado al demonio pudieron haber quedado atrapadas.

Hemos visto hasta el momento como se articula la relación fantasma-demonios –hadas; sabemos además de las semejanzas de estos en su forma de entrar en contacto con la futura bruja, además de las formas como estos plasman su presencia; ya sea como una persona que suele vestir de negro, con sombrero y bastón(2) o como un animal – generalmente perro o gato – también de color negro.

Sin duda esto último a muchos les parecerá conocido, pues es la clásica descripción del demonio registrada en el folclore chileno. Es tiempo de ver si las descripciones de espíritus familiares encuentran un correlato en las tradiciones locales prehispánicas.

En Chile podemos rastrear el uso por parte de brujos de duendes o diablillos hasta la tradición mapuche, centradas en el dominio de los espíritus del mal o Wekufü. Este poder puede ser ejercido tanto sobre los espíritus malévolos como sobre las almas de las personas muertas que han sido contaminadas y dominadas por ellos. Gonzalo Rojas Flores nos precisa que: «los Wekufü podían asumir diversas formas, tanto materiales como espectrales. Podían transformarse en animales, los cuales se caracterizaban por aparecer en lugares inesperados, en condiciones extrañas...»(3).

Además los Wekufü poseen otras características idénticas a las de los familiares europeos, por una parte pueden ser vistos como una esfera de luz(4) y pueden hacerse visibles como espectros o fantasmas(5), pudiendo manifestarse como  Witranalwe, que se presentaba como una figura humana de gran tamaño vestido de negro o como Anchimallén, pequeños seres que están al servicio de sus amos(6). Los Kalkus (brujos) los obtienen a partir de una niña o un niño que murió de una forma repentina. 

Los machis por su parte también se servían de espíritus familiares que frecuentemente correspondían ancestros familiares. Lo interesante es que estas creencias responden a un sustrato prehispánico, siendo el caso mapuche como lo señalan los antropólogos Macarena López Oliva y Esteban Aguayo Sepúlveda «la zona con menor influencia española, y por lo tanto, de evangelización, en comparación con la tradición mestiza campesina del centro-sur de Chile que si adoptó un sincretismo de creencias en el que se perciben elementos introducidos desde España, como la creencia de que las brujas acudían a los aquelarres volando, gracias al uso de ungüentos que les permitían la transformación»(7).

Por otra parte, los Wekufü según la antropóloga María Ester Grebe se generan y residen en dos estratos cósmicos: el Rangiñ-Wenu (altura media identificada en las nubes altas) y el Minche-Mapu (tierra subterránea), pero también deambulan solitariamente en la tierra mapuche encarnándose en seres antropomorfos, lo que de nuevo nos recuerda los lugares donde moran de preferencia las hadas y genios. Por si fuera poco los Wekufü (espíritus malignos) son gobernados por el Mapu-rei, el jefe maligno del Rangiñ-Wenu(8), lo que nos recuerda al rey de las hadas o rey de los genios en las leyendas europeas y musulmanas.

Otro rasgos presente en todas estas manifestaciones de entidades, es su composición, en el caso de las hadas estas más allá de su forma y comportamiento humano, su naturaleza era más bien semi-material o forma astral, estado intermedio entre la carne y lo espiritual, siendo descritas a veces como cuerpos cambiantes de luz, inmateriales, derivados o semejantes a los humos y los gases. Descripción casi idéntica a la de los jinns (genios) los cuales están hechos de un fuego que no quema; naturaleza que les permite tanto a hadas como a genios vivir mucho más que los humanos; hacerse visibles o invisibles a voluntad, cambiar de forma entre el animal y la forma humana y desplazarse a grandes distancias a gran velocidad. Recordemos que en las creencias mapuches tanto los Witranalwe como los Anchimallén devienen del Wekufü, el cual puede ser entendido más allá de sus connotaciones negativas(9) como un ente abstracto, inmaterial, como una energía capaz de materializarse en distintos seres sobrenaturales.

Mención aparte son los Ngen(10), espíritus dueños de la naturaleza silvestre, asociados a la acción constructiva como custodios del equilibrio del medio ambiente a través de potencias benéficas que les fueron conferidas por los dioses desde el inicio de la creación. Aunque no están relacionados directamente con lo maléfico y puede ser considerados antagonistas a los Wekufü - por la acción destructiva de estos – los Ngen pueden caer bajo el control de brujos o de potencias maléficas, convirtiéndose así en Wekufü

Antes de abocarme a la existencia o no del uso de familiares en la brujería chilena, es dable mencionar a Laftraches en mapudungun "gente pequeña", aunque debido a sus características “idénticas” a las creencias europeas sobre duendes es dable pensar que se trate más bien de una introducción hispana en las creencias locales. 

¿Espíritus familiares en la brujería chilena?

El término espíritu familiar es totalmente ajeno a la tradición brujeril local, existiendo si su símil en la figura del duende o diablito(11), el cual en términos prácticos, engloba las mismas características, funciones y usos de los familiares por parte de brujas y magos europeos.  

Pero esta figura está totalmente ausente de los registros de los procesos llevados a cabo en Chile por delitos ligados al maleficio y a la brujería. El único registro al respecto es mencionado por Holdenis Casanova Guarda que cita un reporte que menciona que «se había desarrollado una plaga de brujos y duendes, especialmente en la isla de Cato». Esta no presencia de Familiares relacionados con la brujería criolla no debe de parecernos extraños, ya que si bien es cierto como he señalado anteriormente, en las tradiciones mapuches existe la relación brujo-espíritus; la relación con los Wekufü es un conocimiento secreto, solo conocido por muy pocos iniciados. A este respecto María Ester Waag nos señala que la brujería mapuche tiene «“un carácter estrictamente secreto, esotérico y difuso… del cual nadie desea hablar…»(12), pudiendo decirse lo mismo de las enseñanzas y conocimiento de los machis «compartidos solamente al interior de las cofradías chamánicas integradas por una machi maestra y sus discípulas»(13).

Ante la casi nula mención en los procesos por brujería en Chile de espíritus al servicio de los brujos, solo nos queda remitirnos a la tradición oral en busca de la existencia de dicha relación, lo cual lamentablemente nos lleva  a la casi nula mención de dicha relación. El connotado Oreste Plath en su libro "Folklore Chileno”, menciona a los duendes(14) pero sin ningún nexo con la brujería, lo cual, es la tónica en la serie de publicaciones etnográficas y folclóricas que han visto la luz.

En lo personal solo he podido constatar una historia con respecto a los familiares. Ocurrió en Chañaral de las Ánimas a fines del siglo XIX; la historia a grandes rasgos gira en torno a un pirquinero(15) que una noche en el interior de una quebrada se topo con tres “diablitos”, los cuales atrapo dentro de una botella. Con la ayuda de estos diablitos, descubrió una de las más grandes minas de oro de la zona. Con el tiempo el dinero, poder y fama cubrieron a este pirquinero hasta que un día, estos diablitos se escaparon, lo que provoco al poco tiempo que las minas se inundarán con la consecuente ruina de este hombre. Este relato me fue contado por la nieta de este pirquinero, historia por lo demás, muy conocida en esa tierra misteriosa que es Chañaral de las Ánimas.

Para concluir este capítulo, creo que es preciso al menos esbozar algunas formas de invocación a espíritus familiares, si bien es cierto existen varios métodos, a manera de ejemplo, citaré dos diametralmente opuestos, por una parte un ritual de invocación proveniente de un manuscrito de magia ceremonial del siglo XVII y el ritual del hombre sabio John Walsh(16).

El primero nos señala que se debe cubrir un cristal con la sangre de una gallina blanca y enterrar palos de avellano especialmente preparados en el lugar frecuentado por el hada e invocarla en el tiempo astrológico propicio, el familiar se aparecerá dentro del cristal. Hay varios conjuros que pueden ser usados, como el registrado por Elias Ashmole: "por los sagrados nombres de Dios, Saday, Eloy, Iskyros, Adonai, Sabaoth... aparece en mansedumbre y ligeramente en esta copa sin causar daño o peligro... y con este conjuro te lo ordeno por todo el poder y la virtud de nuestro Señor Jesucristo.(17)" Luego el mago debía de ordenarle responder sus preguntas y obedecer sus órdenes “sin disimulo, fraude o engaño" so pena de ser enviada a la condenación etern(18).

Por otra parte, en la magia popular de los hombres sabios el proceso era más sencillo, pues solo se requería un círculo ritual con dos velas de cera virgen y hierbas de San Juan como incienso; siendo acompañados estos de una amplia gama de conjuros que variaban según el operador, trasmitidos generalmente de maestro a discípulo, como es el caso de  John Walsh que utilizaba conjuros de un libro de su maestro Robert Dreiton(19). Walsh confesó que los primeros pagos al familiar fueron gotas de sangre y una vez al año debía ofrecerle dos animales vivos en sacrificio.

Vemos que aunque el ritual de magia popular parece más “suave y menos oscuro”, el elemento de sangre está presente en la relación de pago por parte del operante a cambio de la ayuda mágica del familiar.



Yerko Isasmendi 
Parte I 



Notas

1) Memorias de un exorcista, pág 110
2) En la actualidad este hombre de negro y sombrero en el mundo anglosajón es llamado The Hatman, siendo la aparición que más reportes son registrados cada año.
3) Reyes sobre la tierra, pág. 18.
4) Rasgos distintivos de los relatos de los duendes y hadas en la tradición europea y a algunos tipos de jinns en la tradición islámica. Patrick Harpur señala las experiencias de campo de E. E. Evans-Pritchard y Philip Mayer en cuanto al avistamiento de luces misteriosas en el cielo que eran identificadas por sus informantes como brujos.
5) Ibid, pág 18
6) La antropóloga María Ester Grebe lo señala como un duende-niño.
7) Naguales, chonchones y espíritus familiares: comparación y contexto de seres asociados a brujería, pág. 35.
8) El susbsistema de los ngen en la religiosidad mapuche, pág. 46-47.
9) Wekufü podría definirse como poder maligno, o como “lo maléfico”, como “lo que hace daño”, debido a esto es asimilado con el principio del mal…una fuerza o espíritu invisible que hace daño y que también era la causa material de las enfermedades.
10) Los Ngen guardan estrechas semejanzas con los elementales europeos, aunque no deben ser asimilados con estos, error en el incurrió Emile Housse en su libro “Croyances religieuses”. Los Ngen fueron creados por los dioses al comienzo de la creación y destinados a las tierras mapuches con el fin proteger la vida y el bienestar de la naturaleza. Algunos tipos de Ngen como los Ngen Winkul (espíritus dueños de los cerros) suelen aparecer con forma de animales o como hombres en el interior o cima de las montañas.
11) Debido a que escapa a la temática de este libro, no mencionare la larga tradición de apariciones, ataques y hasta posesiones por parte de duendes atestiguada en el folclore y las creencias populares a lo largo del país.
12) Tres entidades “wekufü” en la cultura mapuche, pág. 5
13) Ibis, pág. 4

14) En dicho libro se menciona un dato peculiar, que en la jerga popular eran llamados también como los “benditos”.
15) Este relato me fue entregado por una descendiente del propietario de la mina en cuestión, por razones obvias omitiré los nombres de los implicados en dicha historia. 
16) John Walsh o Welshe fue interrogado en 1566 por la corte parroquial de Exeter del condado de Devon por supuestas prácticas de brujería. No se sabe cuál fue la decisión de la corte sobre dicha acusación, pero se cree que fue condenado a penitencia en lugar de sufrir una pena más grave ya que no fue juzgado por un tribunal penal que solía castigar dicho delito con la muerte.
17) En la magia ceremonial vemos que los rituales para invocar hadas son los mismos que los usados para invocar demonios, esto es porque las hadas siempre fueron consideradas entidades poderosas y potencialmente peligrosas.
18) Sobre este punto hay que señalar que Paracelso, en su “Liber de Nymphis, Sylphis, Pygmaeis et Salamandris et de Caeteris Spiritibus”, afirmo que las hadas carecen de alma, por lo cual, no podrían ser condenados al infierno. Pero como ya lo he mencionado muchos estudiosos de las hadas afirmaron que estas habían sido almas de difuntos como lo señalo Robert Kirk en su libro “The Secret Commonwealth of Elves, Fauns and Fairies”.
19) Sir Robert de Dreiton (Drayton) fue un sacerdote católico según John Walsh.

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