Ilargi - la luz de los muertos



La luna, llamada por los vascos Ilargi ó la “La luz de los muertos”, es la señora y dueña de una parte del destino de los vascos, siendo a veces nombrara como “abuela” de la misma manera que al sol. Este hecho como lo señala Olivier de Marliave, nos permitiría suponer que los antiguos vascos pudieron haber adorado a estos astros, como dos aspectos complementarios de una sola divinidad. Un dato interesante que puede reafirmar dicha idea es que la Luna era considerada a la vez el rostro de lo Divino e hija de la Tierra.

Según lo que se ha podido reconstruir de la antigua cosmovisión religiosa vasca; en los orígenes de la tierra, esta estaba bajo el reino de las tinieblas; donde los espíritus y seres de la noche atormentaban constantemente a la humanidad. Los hombres desesperados dirigieron sus suplicas a Mari, solicitando su ayuda en la lucha contra estas entidades malévolas. Mari conmovida por las súplicas, dio vida a la Luna, su hija; quién con su luz combatiría a las sombras. Pero la oscuridad era enorme y espesa, la luz emanada de Ilargi fue insuficiente contra las sombras, por lo cual, Mari envió a la tierra a su otra hija, Iuski (sol). Iuski vence sobre las sombras, trayendo el día y la victoria sobre los espíritus malignos, relegándolos a las oscuridades de la noche, convirtiendo el día en el reino del bien y de los hombres. A raíz de esto, la noche se convierte en el reino de los espíritus y genios maléficos que están prestos a castigar a los hombres que osen adentrarse en sus dominios nocturnos.

Según el mito expuesto, vemos como la cosmogonía vasca esta “dividida en dos mundos”; el mundo de la luz y de los vivos; el día (egunekoak; egúneko-ák) y el mundo de la oscuridad, los espíritus y de los muertos, la noche (gauekoak; gau-éko-ák). De esta forma las dos hijas de Mari, Ilargi e Iuski reinan sobre estos mundos que se conectan y se entrecruzan en cada amanecer y ocaso. 

Ilargi cada amanecer se introduce en Itsasgorrieta, “los mares bermejos” para seguir su curso a través del mundo subterráneo; los reinos de su madre Mari.


Yerko Isasmendi ®

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