La sangre en la cosmovisión de los magos



Uno de los aspectos más interesantes y llamativos de la historia del Zoroastrismo es el relacionado con la casta sacerdotal de los Magos(1). Este articulo escrito hace 22 años. se centra en uno de los temas menos tratados, y quizás piedra angular de su cosmovisión, me refiero a la Sangre como sustento de sus ritos y creencias, teoría que expondré en este ensayo.  

Quizás el titulo del presente ensayo pueda parecer extraño, pero a través del análisis de sus rituales y creencias iré demostrando que el núcleo central del pensamiento religioso de los Magos era la Sangre, ideas por lo demás totalmente ajenas al mensaje original de Zaratustra.

Introducción

La sangre desde los albores de la humanidad ha provocado fascinación y un miedo casi instintivo. La imagen de la sangre asociada a la muerte y por ende a la vida, ha acompañado al hombre desde los comienzos de la historia. 

La sangre, vehículo de la vida, contenedor de poderes ocultos que mantiene el aliento vital, la fuerza, el amor y la pasión. La sangre que provoca terror y atracción hipnótica, calo hondo en la mentalidad del hombre primitivo. Su estrecho vinculo entre vida y muerte dio nacimiento a un sin fin de creencias y supersticiones que buscaban proteger de su maligno y oculto influjo. Dichas creencias pueden ser rastreadas a lo largo de la historia de casi la totalidad de los círculos religiosos y mitos.

En este ensayo me centrare en el análisis de cinco creencias Magos, que desde siempre han levantado controversias y que pertenecen indudablemente al círculo mítico de la sangre, común a las primeras formas religiosas de la humanidad. 

Las menstruantes

Una de las creencias de los Magos más singulares a los ojos occidentales modernos, es la práctica del aislamiento menstrual a la que era sometida la mujer durante su periodo(2). Creencia aun mantenida por los Parsis de la India, en donde se la tiene por uno de los pilares de las leyes sagradas del Vendidad. En dicho texto se ordena la exclusión de la mujer en cualquier acto religioso; se le prohíbe tener contacto con los objetos de culto, incluso dentro de la casa, y se le ordena estar separada de su marido durante los días que este en dicho estado de impureza.

Para encontrar los orígenes de esta extraña practica - aunque extendida en un sinnúmero de religiones y creencias alrededor del mundo - tenemos que remontarnos a un pasado oscuro y distante, donde la sangre era motivo de espanto y superstición. 

En el mundo antiguo existían una serie de prescripciones, con miras a evitar la contaminación mágica que conllevaba estar en contacto con la sangre. El asesinato no era un acto reprochable por el hecho de quitar la vida a alguien, sino que por la mancha psíquico/mágica que involucraba. El entrar en contacto con dicha sustancia, de un hipnótico color rojo, de grandes y desconocidos poderes, que daba poder sobre la vida y la muerte, requería un alto grado de purificación ritual, con miras a evitar la fuerza descontrolada que emanaba de la sangre, que conllevaba en forma irrevocable un fin trágico por parte de quién se atrevía a verterla sin los cuidados mágicos debidos. 

De dichas creencias surgen las castas guerreras y un sinnúmero de ceremonias destinadas a purificar el acto de sangre.

La sangre al ser vertida por la cavidad en donde se engendra la vida, de una manera inexplicable a los ojos de los hombres antiguos y de manera cíclica, solo podía responder a influjos que presagiaban calamidades. La dicotomía vida/muerte en dicho acto se hacia palpable, y los peligros que la exposición a la sangre traían, se veía aumentada significativamente con la sangre que manchaba y ensuciaba el sagrado santuario de la vida. 

El periodo menstrual era una instancia sacrílega, en donde la mujer se hacia parte de un acto de podredumbre y de blasfemia, ligado inequívocamente al mal. La menstruación era una ofensa a la vida, su origen y razón de ser eran desconocidos; por tanto susceptibles de causar mal y calamidades mayores, pues al ser vertida de la fuente misma de la vida, esta era una mutación del orden divino.

Dicha creencia puede ser abalada por la gran cantidad de ritos asociados a la perdida de la virginidad, ritos que buscaban salvaguardar a las personas del influjo maligno de la sangre vertida en dicho acto. Ejemplos de dichas creencias los podemos encontrar en la costumbre antigua y mantenida en ciertas tribus de África oriental de entregar a las jóvenes vírgenes a los forasteros, para así evitar que el maligno influjo de la sangre emanada de las jóvenes afectara a la comunidad. Otro ejemplo de la misma creencia lo podemos encontrar en la costumbre en entregar a las doncellas a los monarcas o nobles. Dicha costumbre nace de la creencia que al ser ellos depositarios de la fuerza divina, representante de los dioses en la tierra; tenían el poder de anular las calamidades asociadas a dicha sangre. Practica que se mantuvo, ya desvirtuada y desconectada de su función primitiva hasta la Europa medieval, siendo motivo de abuso y lujuria por parte de la nobleza de dicha época.

La impureza que dicha sangre poseía, convertía a la mujer en un ser intocable. Cualquier contacto con ella en dicho periodo, conllevaba una mancha e impureza tal, que afectaba tanto al cuerpo, como al espíritu.

En algunas tribus del Congo, se produjo, la forma más extrema nacida de esta prescripción ritual, “las Casas de las Menstruantes”. 

Las Casas de las Menstruantes eran chozas construidas a una distancia considerable de los poblados, donde las mujeres en su periodo menstrual eran relegadas con miras a no contaminar y alejar los influjos malignos de la comunidad.

Como podemos ver, la práctica del aislamiento menstrual tiene sus orígenes en el sentido impuro y sacrílego de la sangre, acrecentado por su origen vaginal, que la convierte en un fuerte símbolo de desgracia y blasfemia.


Las Torres del Silencio

Las torres del silencio son quizás la más característica y llamativa de las prácticas introducidas por los Magos en el Zoroastrismo. Se han perpetuado por miles de años, siendo hoy en día el único método de destrucción de los cadáveres aceptado por los parsis ortodoxos. 

Conocida por los parsis actuales como Dakhma-nashini, son sin duda un testimonio vivo de las antiguas creencias de la peligrosidad innata de la sangre y de las calamidades nacidas de su exposición o derramamiento.

Al analizar la preparación del cadáver, en espera de la hora adecuada para ser conducido a las torres, es evidente, el especial cuidado observado en la pureza del proceso, y en el simbolismo asociado a la luz, al color blanco (pureza), ligado al concepto Parsi de Ashoi, que viene siendo una forma degradada del concepto gazico de Asha. Ashoi esta asociado al concepto de pureza material y terrenal, aunque también implica pureza mental. 

Los únicos que pueden acercarse al cuerpo del difunto son los sacerdotes y los portadores de cadáveres (Nassesalars) - ambos purificados en forma ritual, y por ende, inmunes a la contaminación que conlleva estar cerca de la muerte.

El método de destrucción de los cadáveres de las Torres del Silencio, se basa en la exposición de los cuerpos a las aves de rapiña (carroña), que según sus creencias fueron creados por Dios justamente para devorar los cuerpos muertos, por tanto, las torres del silencio, son una perpetuación y afirmación de los deseos de dios y de las prescripciones divinas acerca del modo de renovación de la vida a través de la muerte.

Si bien es cierto, en el método descrito indudablemente existe un derramamiento de sangre. Pero dicho derramamiento, es llevado a cabo por criaturas que el mismo dios ha destinado para tal fin. Siguiendo con la lógica del temor y recelo ante la sangre; recelo que aumenta notablemente cuando esta proviene de fuentes de alta carga simbólica como el caso de la matriz femenina o como en este caso, de cadáveres, en donde la muerte ya ha instaurado su reino, y la sangre resultante será contenedora de muerte y putrefacción. 

Es conveniente que nos detengamos en un punto vital y que nos servirá de hilo conductor a través del presente ensayo. Dentro de los mitos de la sangre, la unión de cuerpo y espíritu es el núcleo central. El cuerpo esta ligado al espíritu, el mundo material es el reflejo del espiritual, el concepto de Ashoi es la sombra material del supra concepto espiritual de Asha. La sangre al ser símbolo de vida/muerte se convierte en un puente entre esas dos realidades, en ella se mezclan la luz y la noche, la alegría y el dolor, en un equilibrio precario y por ende, desconocido. La Sangre viene a ser un reflejo de la batalla cósmica e interna de las dos mentalidades gemelas emanadas de Mazda (Spenta Mainyu/Angra Mainyu), según la visión de los Magos introducida en el zoroastrismo Sasanita.

Por tanto la exposición o cercanía a ella, involucraba una serie de peligros que debían ser evitados a toda costa. Solo la pureza ritual era un escudo contra dichos influjos. La muerte y el lado negativo de la sangre, como símbolo de dolor y oscuridad, eran las manifestaciones más palpables de la malignidad que esta podía contener. Si analizamos, según la visión mítica de la sangre, las demás formas de disponer de los cadáveres, encontraremos que ninguna otorgaba soluciones al problema del mal, que se incubaba en la sangre desde el momento de la muerte; mal que debía ser evitado y erradicado.

Las antiguas prácticas de momificación en sus variadas formas, eran demasiado peligrosas como para llevarlas a cabo. El contacto con la sangre era inevitable y a tal grado que el influjo de esta, podía quedar liberado y afectar a los poblados o a los parientes del difunto. Además existía la posibilidad que el cuerpo siguiera manteniendo porciones de sangre, que serian depositarias de un mal que se mantendría latente hasta que fuera liberado.  

A través de la cremación se corría el riesgo de liberar la energía maligna de la sangre y aun peor, de contaminar el fuego, símbolo máximo de la pureza de  dios, que al ser contaminado podría afectar en forma traumática el orden divino.

El método de sepultar de igual manera era inconveniente, pues dejaba la tarea de verter sangre a las criaturas de la oscuridad, a las creaciones de Ahriman. Dicha sangre por ende sería doblemente impúdica y maligna, que tras serpentear por el subsuelo atacaría los sembrados, los alimentos, los animales y al hombre.  A través de la sepultura de los cadáveres solo se le estaba dando a Ahriman un arma formidable en contra de la creación de dios; que ponía en peligro inminente a la comunidad toda.

Como vemos, el método de exposición de los cadáveres a las aves de carroña, sigue el plan trazado por dios. Dios ha creado dichas criaturas para que cumplan con dicha misión, por ende, estas son inmunes a los efectos nefastos que conlleva el contacto con cadáveres y con la sangre que emana de ellos. Los influjos malignos contenidos en dicha sangre son absorbidos por dichos animales, anulando el problema del peligro para la población. 


Matrimonios consanguíneos

En este punto no tendríamos que investigar mucho para encontrar una amplia gama de ejemplos de dicha práctica en diversas culturas. Quizás los ejemplos más conocidos sean en la realeza Egipcia e Inca; encontrando expresiones desvirtuadas hasta la Edad Media, cuya manifestación más importante fueron los reyes Carolingios y su concepto de sangre real/divina, que dio pie al concepto moderno de “sangre azul”.

Es bastante conocida la motivación de Incas y de los Faraones Egipcios que los llevo a la practica de los matrimonios consanguíneos. Ellos eran descendientes directos de los dioses, manifestaciones terrenales de la deidad, dios encarnado en hombre, por ende por sus venas corría sangre divina que no debía ser mezclada con sangre mortal, pues esto acarrearía el derrumbe del orden cósmico, cuyo reflejo material era el imperio. La mantención del imperio y del orden universal, dependían estrechamente de la pureza de la sangre divina de los gobernantes, dejados por los dioses como custodios de su sabiduría y estirpe.

La misma motivación creemos fue el móvil que llevo a los Magos ha implantar los matrimonios consanguíneos. La raza de los señores, los arios, eran depositarios directos del mensaje de Mazda, a través de sus venas latían la unión con su dios, unión que iba más allá del intelecto o conocimiento. A través de la pureza de su sangre, el contacto íntimo con dios era una realidad. Sangre y religión eran equivalentes. Dicha creencia puede ser comprobada al estudiar las creencias parsis al respecto. Los parsis sostienen que la fuerza espiritual del zoroastrismo descansa en la identidad étnica de los Zoroastrianos arios de Irán. La identidad étnica es sinónimo de religión, según el Vendidad.


Matanza de animales 

Otra practica que indudablemente esta asociada a los mitos de la sangre, es la costumbre de los Magos de matar con sus propias manos a una gran variedad de animales, con excepción de los perros y hombres, según los relatos de Heredoto. En este caso, es el propio sacerdote quién con sus propias manos mata criaturas consideradas nocivas (aunque los relatos de Heredoto, nos hablan de una amplia variedad de criaturas, las criaturas nocivas prescritas en la Vesperedad son insectos y criaturas que se arrastran) y que incluso parecía experimentar placer al hacerlo. La explicación, siguiendo la lógica de los Magos es muy sencilla, el sacerdote esta destruyendo la creación de Ahriman en la tierra, y era él, quién debía llevar a cabo dicha tarea, por poseer la pureza ritual necesaria para poder entrar en contacto con la sangre y la muerte. Por ende, a través de este acto, el Mago se convertía en un feroz combatiente en la lucha entre la luz y la noche; protagonistas principales del desvirtuado concepto dualista ajeno al mensaje original gazico, que se habían encargado de insertar en la religión zoroastriana.


Conclusión

A través de este pequeño ensayo hemos querido demostrar la visión religiosa de los Magos y la influencia que los mitos de la sangre jugaron en su cosmovisión. Es indudable que fueron depositarios de antiguas creencias, que se remontan a la noche de los tiempos. Estamos seguros que es posible encontrar dentro de sus creencias más elementos de prueba en esta misma línea.

Es un hecho conocido que a lo largo de la historia, los mitos de la sangre han estado ligados a las religiones de luz, en mayor o menor medida y resulta interesante ver, como a través de los Magos dicha visión se asienta y evoluciona en el mensaje de Zarathustra. Sin lugar a dudas, los mitos de la sangre, son totalmente ajenos a la visión del profeta persa y en muchos casos, derechamente antagónicos. Quizás una de las razones de su asimilación por parte del pueblo persa, sea que dichos mitos aun estaban presentes en la religiosidad popular desde épocas remotas. La sangre desde siempre ha inspirado fascinación y temor, y creemos que los antiguos arios de Irán, no habían logrado olvidar del todo dichos temores.




Yerko Isasmendi ®



Notas

1) Sacerdote, en palhavi: magi. Dicho término tiene relación con el actual Mobed, palabra persa que designa a un sacerdote en el zoroastrismo; que deriva del término Alto Sacerdote ('Magu-paiti', o Maestro de los Magos).
2) Restricciones similares son posible encontrarlas en las ortodoxias de las religiones monoteístas.

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