El Colgado y el traidor



La iconografía del Colgado como de todo triunfo del Tarot, no hay que buscarla en rebuscaras conexiones ocultistas o en viejas tradiciones espirituales, sino más bien, en la rica tradición simbólica del  Renacimiento.

En el caso del Arcano XII de las muchas hipótesis que se han esgrimido, la que tiene más peso es la que lo asimila con las “Pittura infamante” que floreció justamente en la Italia renacentistas, en ciudades como Bolonia, Florencia o Milán, ciudades celebres en la historia del tarot.

Las pinturas infamantes solían retratar a los traidores, ladrones y aquellos culpables de quiebra o fraude público, siendo utilizada a menudo en aquellos casos en donde los acusados no llegaban a cumplir penas, por lo cual, era una forma de "justicia municipal" o "arte forense".

El estilo de este tipo de “pintura” se centraba  en humillar a los retratados, siendo común el representarlos con una mitra o colgados boca abajo, en medio de animales inmundos como cerdos o asnos o aquellos que eran considerados malvados como las serpientes.

La razón de representarlos colgados al revés, se debe al parecer a que esto hacía notar su baja clase social, ya que los delincuentes pudientes de la época generalmente se les daba el privilegio de ser decapitar; ya que la muerte por la ahorca conllevaba un estigma al estar asociada a la figura de Judas, y al ahorcarlos boca abajo, la humillación era un mayor, ya que la idea del “mundus inversu” (mundo al revés) a menudo se asociaba con la comedia y la humillación.

Andrea Vitali en su trabajo “Saggi Iconologici” nos dice acerca del “L'appeso” que en algunos documentos del siglo XVI se le suele llamar  el “traditore” y que se asociaba dicha carta a un ajusticiado por traición, y relacionado con la imagen de Judas. En el “Gioco de tarochi fatto in Conclavi” por ejemplo, se nos relata que un mazo fue mezclado por el Cardenal Farnese, quien distribuye una carta a cada uno de los cardenales que asistían a dicho conclave. La carta de “Judas” le correspondió al cardenal de Pisa, que era considerado un traidor.

Pero Vitali nos aporta muchos otros datos, por lo cual, me permitiré trascribir parte del ensayo titulado “L' Appeso. Il Traditore e la Prudenza”(1).

«El diario manuscrito de Iacopo Rainieri, que nos cuenta los acontecimientos que ocurrieron en Boloña entre 1535 y 1549, dice lo siguiente respecto del castigo para los traidores: "El día 21, se puso una hoja de papel en las esquinas de la plaza, con un dibujo de Cesaro di Dulcini y de Vicenzo De Fardin, conocido como il Vignola. Los mostraba colgados de un pie, como traidores a su patria, puesto que habían traído el arte de hilar la seda a Trento, y se había puesto un precio de 100 ducados sobre su cabeza por matarlos, y 200 por capturarlos vivos. Se menciona que Cesaro Dolsino trabajaba con a seda, mientras Vicenzo era un carpintero que hacía la estructura de hilar» (c. 40 recto -12 Marzo 1532).

En este documento, los dos traidores son "colgados de un pie" porque enseñaron a hilar la seda en otro pueblo, promoviendo lo que bien podía devenir una peligrosa competencia para el negocio de su ciudad. En"Triompho di Fortuna" (Triunfo de la Fortuna) de Sigismondo Fanti hallamos otro ejemplo significativo. La cuestión XLVII es un intento de responder «Qué le ocurrirá a un hombre, o a una mujer, por sus malos pensamientos" y la ilustran tres figuras: la primera muestra un convicto ascendiendo los escalones del cadalso, la segunda un hombre colgado de un pie, mientras que la tercera muestra lo que queda de un hombre condenado a tal castigo. Una cabeza, un brazo y una pierna cuelgan de la cuerda. Fanti explica así la cuestión: "En esta cuestión, el Autor trata con aquellos asediados por muchos malos pensamientos, y especialmente aquellos que piensan emplearlos contra sus superiores, y les advierte de que cualquier plan malicioso fallará, y que serán arrastrados a un final malo y desesperado. Por ello Fanti advierte a los hombres poderosos para que se cuiden en todos los sentidos de tales gentes».

En la carta LXII v. de las respuestas, la Sibila de Cumas dice lo siguiente en el cuarteto XVI, ilustrado por la misma figura de un hombre colgado por un pie: «Si eres inhumano, o traidor/ a los Señores, o parientes de hecho o dicho/ sin razón carente de respeto/ en el aire veo que acabarán tus horas».

También hemos hallado una figura idéntica a esa en el Tarot de Carlos VI y el Tarot de Marsella. Esta figura puede verse en la Basílica de San Petronio en Boloña en el fresco que describe el Infierno, en la Capilla Bolognini, pintado por Giovanni da Modena en 1410. En su testamento, Bartolomeo Bolognini invitaba a su heredero a que hiciera la imagen el Infierno "Orribilis quantum pluspotest" (tan horrible cuanto se pueda) y el resultado intentado sin duda fue logrado. En el centro, un gigantesco demonio gastrocéfalo -pintado de acuerdo a la iconografía corriente en ese tiempo- está sentado en su trono. Se muestra a los condenados entre trozos de roca agudos, cortantes y masivos, mientras padecen castigos, con sus faltas escritas en pequeñas bandas, sobre las rocas y por encima de la línea del horizonte. Sobre este horizonte de color de brea, la única vida vegetal son troncos y ramas con forma de esqueleto, sobre las cuales se cuelga o se desmembra a los condenados. Entre éstos, dos hombres cuelgan de un pie de las ramas del mismo árbol. 



Vemos a uno de frente, el otro de espalda. Sus cabezas están encima de otros condenados, dos grupos de tres personas metidas en el agua hasta sus pechos, que miran a las figuras que cuelgan encima de ellos. El rótulo que identifica su pecado comienza a la izquierda de la figura colgada, cuya espalda vemos, y acaba a la derecha de la segunda figura colgada: "idolatria". Entre las cabezas de estos idólatras, sobre la gente metida en el agua, están las palabras "ninusrex". Es una referencia al máximo idólatra, el rey Nino, fundador de Nínive, la ciudad donde se practicaban más ritos idólatras que en cualquier otro lugar. Al pintar este fresco, Giovanni da Modena ciertamente se inspiró en modelos anteriores para inventar y describir ciertos castigos. El "Maestro Bolognese" de las iniciales d Bruselas, al describir el Infierno en el "Libro de las Horas" de Carlos el Noble, y en el "Libro de las Horas" que está en la Biblioteca Bodleian de Oxford, parece haberse referido también a los mismos modelos. En efecto, el Maestro muestra una escena semejante: un hombre colgado sobre una cisterna, que contiene mucha gente, incluido el rey Nino con una corona sobre su cabeza. La escena se refiere a la descripción bíblica de la destrucción de Nínive por Dios (Nahum 2, 9): «Pero Nínive es desde antiguo como una piscina de agua: empero se desbandarán».

Giovanni da Modena no representó explícitamente al rey Nino, y usó las piedras como una cisterna natural en la que meter a los idólatras. El término “idolatría“ viene del griego "idolatres", formado por "eidolon" = imagen, y "latres"= siervo.

Las imágenes se basan en una ley de represalia; los idólatras que adoran imágenes de falsos dioses, son obligados a observar las imágenes de su propio error por toda la eternidad, representadas por la condición del castigo. Los dos hombres colgados debían representarse uno de espalda y el otro de frente para que la visión de su culpa, y por tanto del sufrimiento causado por el castigo, fuera completa.

La idolatría es la última expresión de la traición, y la más innoble, puesto que repudia al mismo creador. Al responder a la cuestión LXIII de su "Triomphi", considera «El Autor en este sitio muestra que Dios, por su infinita altura y suprema bondad, no podría haber creado al hombre en ninguna otra forma sino a su propia imagen y semejanza. Sin embargo, dice Fanti, los hombre de hoy podrían razonablemente contarse entre las bestias, puestos que no reconocen el beneficio recibido, sino que pagan la deuda con suma ingratitud».

Es interesantes advertir las figuras que ilustran esta cuestión: una vez más, encontramos a un hombre ascendiendo los escalones del cadalso, y las partes del cuerpo a la izquierda colgando de la cuerda. La figura del hombre colgando de un pie, esto es del traidor, se reemplaza por la de un hombre arrodillado en oración. Hay aquí una clara conexión con la carta de la Esperanza de los tarots Visconti de la Biblioteca de la Universidad de Yale; sólo mediante la plegaria y la devoción al verdadero Dios puede evitarse el castigo reservado a los traidores.

El pecado del hombre se representa iconográficamente en la imagen de una caída. Primero Lucifer, seguido por su hueste. «El hombre boca abajo, esto es el hombre que ha perdido su posición erecta, ha perdido todo lo que simboliza un impulso ascensional, un impulso hacia el cielo, hacia lo espiritual, ya no eleva el axis mundi hacia el polo celeste y hacia Dios; al contrario, se sumerge en el mundo animal y en el oscuro mundo de la aniquilación». (G. de Champeaux. S. Stercks: Simboli del medioevo, Milan, 1981)



El esoterismo explotó la conformación iconográfica de la figura, la cruz formada por las piernas y la posición invertida, a fin de satisfacer sus especulaciones doctrinales. De hecho, la posición de la pierna suelta doblada era la natural en esta situación, ya que la víctima inevitablemente tendía a descansar una pierna contra la otra a fin de amortiguar el dolor provocado por la postura desequilibrada del cuerpo.

Ser colgado, por uno o dos pies, siempre de arriba a abajo, también se volvió una representación alegórica de las situaciones negativas que provocan dolor y sufrimiento moral. Podemos ver un ejemplo en un plato italiano de cerámica de 1510 que representa una alegoría del amor. De las ramas de un árbol podado, una mujer ha sido colgada de los pies, "per non avere fede sopposta" ("por no haber tenido fe en su amante")».

Por último solo mencionar que los viejos mazos el "colgado" no siempre fue representado suspendido de un pie, imagen que se puede ver en algunos mazos de la actualidad.





Yerko Isasmendi 



Notas

1) Texto traducido al español por Enrique Eskenazi .

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