Los consejos de Âdhurbâdh, hijo de Mahraspand (1)



(1) Se cuenta que Âdhurbâdh no tenía hijo de su cuerpo y que entonces puso su confianza en dios. Y no pasó mucho sin que un hijo fuera (nacido) a Âdhurbâdh, y porque Zoroastro, hijo de Spitâm, tenía un carácter recto, le llamó Zartusht (Zoroastro) y dijo: ‘Levántate, hijo mío, para que te enseñe la conducta civilizada (frahang).

(2) Hijo mío, piensa en la virtud y no vuelvas tus pensamientos al pecado, pues el hombre no vive eternamente y las cosas del espíritu son las más grandemente de desear.

(3) Aleja de tu mente lo que es pasado y no te inquietes ni preocupes por lo que no ha ocurrido aún.

(4) No pongas tu fe y confianza en reyes y príncipes.

(5) No hagas a otros lo que no sería bueno para ti.

(6) Sé sin doble intención entre dignatarios y amigos.

(7) No te entregues como esclavo a hombre ninguno.

(8) Permanece alejado de todo hombre que se te acerque con ira o enemistad.

(9) Ten esperanza siempre y en todas partes en dios y amígate con hombres tales que te sean de provecho.

(10) Esfuérzate por las cosas de dios y de los Amahraspand y ofrenda tu vida por ellos (si fuere necesario).

(11) No cuentes ningún secreto a una mujer.

(12) Escucha todo lo que oyes y no lo repitas al azar.

(13) No dejes (fuera de tu vista) a tu mujer y tus hijos salvo por razones de urbanidad (frahang), no sea que te sobrevengan cuidados y gravosa molestia y te lamentes.

(14) No des (limosna) a destiempo.

(15) Da una respuesta ambigua (sólo) cuando sea adecuado.

(16) No te burles de nadie.

(17) No compartas tus secretos con hombre de mala cabeza.

(18) No tomes a hombre irascible por compañero de viaje.

(19) No tomes a hombre frívolo por consejero.

(20) No tengas a hombre rico por compañero de tu mesa.

(21) No hagas de un ebrio tu compañero de fiesta.

(22) No tomes prestado de hombre de carácter malo o baja estirpe ni le prestes, pues pagarás pesados intereses y le tendrás siempre a tu puerta o estará siempre enviando mensajeros a tu casa, y con ello sufrirás gran pérdida.

(23) No llames a persona mal dispuesta para que te ayude.

(24) No muestres tus bienes al envidioso.

(25) No pongas en vigor un falso juicio en presencia de dignatarios.

(26) No escuches las palabras de calumniadores y embusteros.

(27) No extremes tu celo en castigar a otros.

(28) No armes querella en una fiesta.

(29) No golpees a otros.

(30) No te esfuerces por las posiciones.

(31) Consulta a quienes son de buen linaje, expertos en negocios, inteligentes y de buen carácter; hazlos amigos tuyos.

(32) Ten mucho cuidado que no te pongan un fardo pesado en la batalla.

(33) Permanece alejado de los vengativos dotados de poder.

(34) No entres en conflicto con un escriba.

(35) No cuentes tus secretos a un hablador.

(36) Ten en alta estima al hombre sabio de posición encumbrada, solicita su opinión y escúchala.

(37) A nadie digas mentira.

(38) No aceptes bienes de hombre alguno carente de vergüenza.

(39) No eches conscientemente nada a suertes.

(40) No jures sobre lo que es verdadero ni lo que es falso.

(41) Cuando estés por poner casa, estima antes los gastos.

(42) Corteja tú mismo a la que ha de ser tu esposa.

(43) Si (ya) tienes propiedad, empieza por comprar más gleba de regadío, pues, aun si no te da intereses, el capital queda.

(44) Hasta donde sea posible para ti, evita fastidiar a tu prójimo.

(45) No procures alcanzar venganza contra otros ni trates de causarles pérdidas.

(46) Sé tan generoso como puedas con tus bienes.

(47) No engañes a nadie, no sea que de ello te sobrevenga aflicción.

(48) Profesa alta estima a tus superiores, tenlos en mucho y atiende a lo que dicen.

(49) Toma prestado sólo de parientes y amigos.

(50) Quiere bien a la mujer honesta y dala en matrimonio a un hombre hábil e inteligente, pues los hombres hábiles e inteligentes son como la buena tierra que rinde toda suerte de producto una vez que se ha plantado la simiente.

(51) Sé llano en tu lenguaje.

(52) Nunca hables sin pensar.

(53) Presta dinero sólo en condiciones convenidas (pat adhvên).

(54) Quiere bien a una mujer prudente y honesta y pídela en matrimonio.

(55) Escoge un yerno de buen natural, honrado y de experiencia aunque sea pobre, porque(seguramente). recibirá riqueza de parte de dios.

(56) No te mofes de tus mayores, pues estás sujeto a ellos.

(57) No envíes a la prisión a un hombre orgulloso y despiadado sin escoger carceleros entre hombres robustos y (poner a la cabeza de ellos) un hombre inteligente.

(58) Si tienes un hijo, envíalo a una escuela cuando es aún niño, pues el arte de leer y escribir es extremadamente bien visto.

(59) Habla recio sólo después de mucha reflexión, pues hay momentos en que es mejor decir y momentos en que es mejor callar; (en general), callar es mejor que hablar.

(60) Escoge por mensajero a un hombre que dice la verdad.

(61) No pongas un siervo comprado sobre servidores fieles y dignos de confianza. Gasta según tus medios.

(62) Sé cortés en tu lenguaje.

(63) Mantén cortés tu conversación.

(64) Mantén rectos tus pensamientos.

(65) No te alabes; sólo así ejecutarás obras rectas.

(66) En presencia de reyes y príncipes, no te muestres sin merced.

(67) Pide el consejo de hombres buenos de edad madura.

(68) Nada aceptes de un ladrón y nada le des: antes bien, échale fuera.

(69) Como que temes el Infierno, no castigues a otros sino luego de la debida reflexión.

(70) No pongas tu fe y confianza en nadie ni en nada.

(71) Haz buen uso de la autoridad, de modo que obtengas (con ello) buena posición.

(72) Sé, sin pecado para que estés sin temor.

(73) Sé agradecido para hacerte digno de cosas buenas.

(74) Sé sin segundas intenciones para ser fiel.

(75) Di la verdad para que confíen en ti.

(76) Sé humilde para tener muchos amigos.

(77) Ten muchos amigos para gozar de buena fama.

(78) Sé de buena fama para vivir holgado.

(79) Elige lo mejor y ama tu Religión para ser salvo (ahrov).

(80) Piensa en el estado de tu alma de modo que vayas al Cielo.

(81) Sé generoso de modo que vayas al Paraíso (garôdhmân).

(82) No seduzcas las mujeres de otros, pues es éste un gravoso pecado para tu alma.

(83) No mantengas a hombres mezquinos e ingratos, pues no te agradecerán.

(84) No destruyas tu propia alma por la ira o la venganza.

(85) Cuando sientas apremiante deseo de hacer o decir (algo), [solicita] cortésmente y di una oración, pues a nadie nunca se le quebró la espalda por decir sus oraciones ni le vino mal aliento por solicitar con cortesía.

(86) No te dirijas primero a una persona de baja cuna.

(87) Cuando asistas a una reunión, no te sientes junto a un hombre de mala cabeza para no parecer una mala cabeza tú mismo.

(88) Cuando te sientes a un banquete, no te sientes en el sitial más alto para que no te saquen de él y te hagan sentar en uno más bajo.

(89) No descanses en las posesiones y bienes de este mundo pues las posesiones y bienes de este mundo son como el pájaro que vuela de uno a otro árbol sin asentarse en ninguno.

(90) Honra a tu padre y a tu madre, escúchales y obedéceles, pues mientras el padre y la madre de un hombre están vivos, él es como el león de la selva, que a nadie teme; mas el que no tiene padre ni madre es como una mujer viuda que es despojada por hombres y nada puede hacer, y a quién todos desprecian.

(91) Da tu hija a un hombre hábil e inteligente, pues un hombre hábil e inteligente es como la buena tierra que rinde mucho grano una vez que se ha plantado la simiente .

(92) Si no quieres ser engañado por otros, no engañes a nadie.

(93) No seas violento o desconsiderado en tu lenguaje, pues el hombre violento o desconsiderado en su lenguaje es como un fuego que cae sobre un bosque y consume todos los pájaros y peces y reptantes.

(94) No colabores con el hombre que maltrata a su padre y su madre, y con el cual están ellos descontentos, no sea que tu justicia se tome en injusticia y quedes privado de amigos y no tengas trato agradable con ninguno.

(95) No entregues, por falsa modestia o vergüenza, tu alma al Infierno.

(96) No digas nada que tenga doble sentido.

(97) Cuando te sientes en una asamblea, no te sientes junto a un mentiroso, no sea que por ello hayas de sufrir mucho.

(98) Toma las cosas con sosiego para que seas un huésped bienvenido.

(99) Levántate antes de la aurora, para que tu trabajo prospere.

(100) No hagas un nuevo amigo de tu antiguo enemigo, pues un antiguo enemigo es como una negra serpiente que no olvida en cien años las viejas injurias.

(101) Renueva tu amistad con viejos amigos, pues un viejo amigo es como el vino añejo, que cuanto más viejo mejor se torna y más apto para consumo de príncipes.

(102) Alaba a dios y sé alegre de corazón, pues de dios obtendrás aumento de las cosas buenas (de este mundo).

(103) No maldigas a hombre de jerarquía principal, pues hay funcionarios de seguridad en (todo) el reino, que decretan lo que es bueno para los súbditos (del rey).

(104) Esto te digo, hijo mío; que en los asuntos humanos el más grande auxiliar y el mejor es la sabiduría, pues si las riquezas de uno se dispersan o el ganado se le muere, la sabiduría permanece.

(105) Esfuérzate por estar anclado firmemente en tu Religión, pues el contento es la suprema sabiduría (dânâkîh) y la mayor esperanza espiritual.

(106) Ten siempre tu alma en vista.

(107) No abandones tu deber por preservar tu buen nombre.

(108) Ten apartadas tus manos del robar; tus pies, del hollar la senda del incumplimiento; y tu mente, de los deseos ilegítimos (varan), pues quien practica la virtud obtiene su premio y quien comete pecado recibe su castigo.

(109) Quien cave un pozo para sus enemigos en él caerá.

(110) El hombre bueno vive holgado, pero el malo sufre aflicción y gravoso dolor.

(111) Cásate con mujer joven.

(112) Bebe vino con moderación, pues quien bebe vino inmoderadamente cae en muchos pecados.

(113) Pues bien sabes que la serpiente tantas astucias tiene, no te precipites a tocar una, no sea que te muerda y mueras al instante.

(114) Aun si conoces bien un curso de agua muy frecuentado por bañistas, no te precipites a entrar en agua turbulenta, no sea que el agua te arrastre y al punto mueras.

(115) Por razón alguna obres en falso en un contrato, no sea que te consideren responsable por él.

(116) No robes su bien a otro ni retengas (lo robado) ni lo dadas a lo tuyo, pues (entonces) el (bien) tuyo propio será destruido y desaparecerá, pues cuando llevas un bien que no es tuyo y lo retienes y lo (atañes) a lo tuyo

(117) No te regocijes, pues los hombres son como un odre lleno de aire: cuando se desinflan, nada queda. Los hombres son como lactantes, criaturas de hábito que a sus hábitos se apegan.
(Deberes para los diversos días del mes)

(119) El día de Ohrmazd, bebe vino y alégrate.

(120) El día de Vahuman, ponte ropas nuevas.

(121) El día de Artvahisht ve al templo del Fuego.

(122) El día de Shahrêvar, regocíjate.

(123) El día de Spandarmat, cultiva tu campo.

(124) El día de Hurdât, cava tus canales de riego.

(125) El día de Amurdât, planta arbustos y árboles.

(126) El día de Dadhv-pat-Atur, lávate la cabeza y recórtate el pelo y las uñas.

(127) El día de Atur (Fuego) ve a dar un paseo y no hornees pan, pues es grave pecado.

(128) El día de Apân (las Aguas), abstente de agua y no molestes las aguas.

(129) El día de Xwarr (el Sol) lleva a tus hijos a la escuela para que se hagan instruidos y sabios.

(130) El día de Mâh (la Luna), bebe vino y departe con tus amigos y pide al Rey Luna una merced.
(131) El día de Tir (Sirio), envía tus hijos a aprender arquería y liza y equitación.

(132) El día de Gôsh (el Toro), mira por los establos y adiestra tus bueyes para el arado.

(133) El día de Dadhv-pat-Mihr lávate la cabeza y recórtate el pelo y las uñas, y (coge) tus racimos de la viña y échalos al lagar para que se hagan buenos.

(134) El día de Mihr, si has sido ofendido por alguien, levántate ante Mihr (Mithra) y pídele justicia y clama (a él) en alta voz.

(135) El día de Srôsh pide al bendito Srôsh una merced para la salvación de tu alma.

(136) El día de Rashn, la vida es alegre; haz, en santidad, lo que quieras.

(137) El día de Fravartîn no prestes juramento, y ese día haz sacrificio a las fravahr (espíritus de los difuntos) de los bienaventurados, para mejor complacerles.

(138) El día de Vahrâm pon los cimientos de tu casa, porque esté prontamente terminada, y sal a la batalla y la guerra, porque retornes vencedor.

(139) El día de Râm llama a tu mujer y haz (con ella) lo que se hace y disfruta; lleva cualquier querella (que tengas) ante los jueces, porque retornes victorioso o absuelto.

(140) El día de Vât (el Viento) limítate a las palabras (?) y no emprendas nada nuevo.

(141) El día de Dadhv-pat-Dên haz lo que quieras, trae tu mujer a tus habitaciones, recórtate el pelo y las uñas, y vístete.

(142) El día de Dên (la Religión), mata animales dañinos y reptiles.

(143) El día de Art, compra cualquier cosa nueva (que necesites) y tráela a casa.

(144) El día de Ashtât entrega tus yeguas, vacas y jumentas a sus machos, para que vuelvan con buena salud.

(145) El día de Asmân (el cielo), emprende un largo viaje, para que vuelvas sano y salvo.

(146) El día de Zamdât (la Tierra), no tomes medicinas.

(147) El día de Mahraspand, remienda tus ropas, cóselas y móntelas, y lleva al lecho a tu mujer, porque (te) nazca un hijo apuesto y de ingenio.

(148) El día de Ânaghrân (la Luz sin término) recórtate el pelo y las uñas y lleva al lecho a tu mujer, porque (te) nazca un hijo excepcional.

(149) No te regocijes con exceso en los buenos tiempos ni te aflijas con exceso en los tiempos malos, pues la buena fortuna del Tiempo se muda <en> infortunio, y el infortunio del Tiempo se muda en buena fortuna, y no hay arriba que no haya sido precedido por un abajo, ni un abajo al que no siga un arriba.

(150) No seas glotón (varanîk) al comer tu comida,

(151) Y no te sirvas de todos los alimentos. No te precipites a acudir a las fiestas y banquetes de los grandes para no volverte avergonzado.

(152) Pues hay cuatro cosas que son las más dañosas para el cuerpo de los hombres (mortales) y les hacen tener sobre su cuerpo ideas erróneas. Una es la jactancia de su fuerza. Otra es el lujo del orgullo que (lleva) a armar querella con un hombre bien asentado (hangat). Una es (el caso de) el hombre provecto de carácter pueril que corteja a una adolescente; y una es (el caso de) el hombre joven que corteja a una mujer madura.

(153) Debe saberse que el amor de los prójimos proviene de una mente equilibrada (bavandakmênishnîh); y el buen carácter, de ser bien hablado.

(154) Y yo te digo esto, hijo mío, que de todas las cosas que prestan ayuda al hombre, la mejor es la sabiduría.’





Traducción: Yerko Isasmendi ®

1) Los consejos de Âdhurbâdh, hijo de Mahraspand es un texto pahlavi [ed. J. D. Jamasp-Asana, Bombay, 1897], pp. 144-53) que fue publicado en español en el libro "Las doctrinas de los Magos" de R.C. Zaehner. Adarbad Mahraspandan fue un alto sacerdote zoroastriano, reconocido por su "santidad" y primer ministro de Shapur II (309-379 A.C.). Su hijo Âdhurbâdh es considerado como el último expositor de la ortodoxia zoroástrica en la época sasaní. Los libros pahlavíes que han subsistido lo tratan como el canon mismo de la ortodoxia, y el Dênkart recaba autoridad para sus enseñanzas remitiéndose a él.

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