Ética y Teorías de la Música entre los Estoicos
Para los antiguos, el carácter (ethos) de la música consistía en un conjunto de cualidades morales que el oyente encontraba en el estilo de la obra y en sí mismo, y que lo predisponían a la acción[1]. La ética y la música estaban inextricablemente vinculadas y este vínculo ha seguido despertando un interés sostenido desde los pitagóricos[2]. Comprender esta conexión a la luz del estoicismo no es nada fácil. En primer lugar, la naturaleza muy fragmentaria de los escritos estoicos sobre música, particularmente en el Pórtico Antiguo, dificulta cualquier reconstrucción teórica y a menudo es necesario recurrir al razonamiento por analogía. Además, el estoicismo abarca varios siglos de la Antigüedad y su doctrina no es uniforme en todos los aspectos. No será sorprendente, pues, descubrir la existencia de al menos dos teorías estoicas sobre la relación entre ética y música, y observar que ambas son contradictorias en sus principios.
La primera teoría es de Zenón de Citio, el fundador del movimiento. La segunda la conocemos por los ataques de Filodemo de Gadara contra los estoicos y en particular contra Diógenes de Babilonia. Nuestro conocimiento de las tesis de Diógenes de Babilonia, a la que accedemos a través de los escritos polémicos, es incompleto y tal vez inexacto, aunque un cierto número de elementos nos permiten ahora proponer una reconstrucción más detallada[3].
Tanto en Zenón como en Diógenes de Babilonia, la conexión entre la ética estoica y la música depende directamente de la teoría de las pasiones. Dos estéticas diferentes se basan en dos maneras distintas de entender las pasiones. Zenón ofrece el ejemplo de la interpretación cognitiva del vínculo entre ética y música mientras que, por el contrario, Diógenes de Babilonia ilustra el punto de vista no cognitivo.
LA POSICIÓN DE ZENÓN SOBRE LA MÚSICA Y LAS DOS FILOSOFÍAS ESTOICAS DE LA MÚSICA
LA MÚSICA COMO ARTE DE LA RACIONALIDAD
Un breve fragmento de Zenón sobre la música caracteriza la relación entre la ética y la música en el Pórtico Antiguo. Zenón, yendo al teatro con sus discípulos a un concierto de Amebeo, dijo que quería aprender cómo estaban hechos los sonidos de los instrumentos musicales, hechos de materiales tan diversos como tripa, tendones, madera y hueso, cuando participaban de la razón (logos), el número (arithmos), el orden (taxis)[4].
La música aparece así, para el Pórtico Antiguo, como un medio para llegar directamente al logos y participar en la armonía del universo gracias a instrumentos fabricados con diversos materiales. Ya Platón, en un pasaje de la República[5], condenó las sonoridades de toda una serie de instrumentos musicales. Zenón probablemente se refiere a este pasaje, pero lo que le interesa no es el tipo de instrumentos utilizados, sino su material, signo de su pertenencia a un mundo inanimado. Al mismo tiempo, hay una paradoja en el pensamiento de Zenón. Es a través de objetos inertes y carentes de razón que el músico hace participar a su público de la armonía del mundo. En otras palabras, la omnipotencia de la razón es capaz de comandar objetos inertes para lograr sus fines, que aquí residen en la evocación de la armonía y la belleza del mundo. Podemos añadir pues que la música pone al oyente en disposición tal que comprende el logos y participa de él.
La razón, el número y el orden, a los que se refiere Zenón, son fundamentales para entender la estética del Pórtico Antiguo.
La razón es el logos, el principio activo de la sustancia, el que le da su forma. La naturaleza, Dios, la razón forman parte de una de esas cadenas de identificaciones cuyo secreto tenían los estoicos. El logos se materializa en la música a través de la melodía y el ritmo, y también a través de las palabras del canto, hasta el punto de que música y poesía son inseparables en la Antigüedad, salvo quizás para los epicúreos[6]. También para los estoicos estas dos artes están muy próximas. Hay una música del verso, también existe la palabra que acompaña a la música. Más específicamente, estas dos artes caen dentro del estudio de la dialéctica estoica[7]. Ambas son artes del sonido y la voz. La poesía está ligada al lenguaje, lugar por excelencia del logos. En Zenón y en el Pórtico Antiguo, la música acompaña al lenguaje y, por tanto, sólo puede ser racional.
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