¿Era Marco Aurelio realmente un filósofo estoico?



Marco Aurelio a menudo es presentado como un filósofo estoico, de la misma manera que Séneca o Epicteto. Se dice que su sabiduría, heredada de la Stoa, es particularmente evidente en su postura progresiva hacia los esclavos y las mujeres. No hay duda sobre esta "etiqueta" en la comunidad estoica contemporánea, ya que por ejemplo, la Semana Estoica del 2015 se basó en sus Meditaciones. Sin embargo, para el antropólogo e historiador Pierre Vesperini, esto es un error: el emperador no era un estoico. Esto es precisamente lo que plantea en su libro "Droiture et mélancolie, sur les écrits de Marc-Aurèle" (Rectitud y melancolía, Sobre los escritos de Marco Aurelio), en donde propone una lectura menos parcial de las fuentes disponibles para nosotros.

En comparación con otros comentaristas, el autor tiene una gran ventaja a la hora de llevar adelante su estudio: domina el latín y el griego, lenguas que hablaba Marco Aurelio, ya que este, hablaba en latín y escribía en griego. En consecuencia, Pierre Vesperini puede recurrir a una amplia gama de textos. Sus referencias incluso incluyen escritos que a menudo se ignoran o se malinterpretan, como lo deja en claro ya en sus primeras páginas: «este ensayo, por lo tanto, intentaría restaurar a Marco Aurelio y sus Meditaciones con sus extrañezas, que también forman parte de la filosofía antigua»(1).

Marco Aurelio no era un estoico

En primer lugar, el autor señala que «los escritos de Marco Aurelio son un testimonio excepcional de una práctica común en la Antigüedad, que consiste en dirigirse a uno mismo, o a sus amigos por medio de un 'discurso filosófico' (logoi philosophoi) para librar al receptor de un afecto degradante (pathos)»(2). La escritura o el discurso recitado a uno mismo tiene un efecto terapéutico. Para Marco Aurelio, el logoi es un medio para neutralizar ciertos sentimientos como la ira, la tristeza o el miedo. Como emperador, busca gobernarse a sí mismo para gobernar mejor a los demás.

Pierre Vesperini reconoce que estos pensamientos, o logoi, derivan en su mayor parte de la doctrina estoica. Sin embargo, insiste en que uno debe distinguir entre la adhesión a una escuela filosófica y el uso de sus discursos (logoi). El uso de discursos debido a que son terapéuticamente efectivos, no convierte a quién los utiliza en un seguidor de la doctrina en la que se inscribe dicho discurso. Por ejemplo, Cassius, el asesino de César, no se dice que fuera epicúreo porque usa el logoi epicúreo. Los uso porque notó que los discursos de Epicuro eran efectivos para ayudarlo a no depender de sus afectos, a permanecer libre, a seguir el camino de la virtud; pero su inclinación no puede constituir en una adhesión. Del mismo modo, el autor señala que un europeo puede recurrir a la «medicina china sin sentirse discípulo de Lao-Tseu, a un psicoanalista sin saber nada sobre el pensamiento de Freud, o a los remedios homeopáticos sin compartir o incluso conocer los planteamientos de Samuel Hahnemann»(3).

Además que Marco Aurelio nunca afirmo ser un estoico, y no pretendió seguir o transformar dicha escuela: «en ninguna parte de sus escritos vemos a Marco Aurelio afirmando algún tipo de fidelidad al estoicismo, afirmando construir una doctrina filosófica personal, que hiciera de algún modo evolucionar el estoicismo»(4). La recitación del logoi le permitió, sobre todo, "permanecer erguido" en todas las circunstancias. Y ese "permanecer erguido", para el emperador, «no es vivir como filósofo estoico, conducirse en el estilo de vida estoico, sino, como nunca deja de repetir, vivir como romano, como ciudadano, como un hombre, como Antonino, como discípulo de Antonino»(5). Este punto fue entendido bien por los comentaristas humanistas, ya que nunca consideraron que el emperador fuera estoico. Siendo su postura más bien como mucho, una inclinación.

Es más, el hijo adoptivo de Antonino Pío no dudo en citar muy a menudo a autores ajenos a la tradición de los Stoa: Empédocles, Platón, Teofrasto e incluso el gran enemigo Epicuro. Pierre Hadot se equivoca, por lo tanto, según Vesperini - cuando considera que Marco Aurelio embelleció su estoicismo con platonismo o aristotelismo, y que este era de mente abierta o ecléctica. Esta es una "explicación inadecuada" para nuestro autor, porque aplica un paradigma moderno a Marco Aurelio: "el paradigma del creyente que está abierto a la fe de los demás".

De hecho, el autor de las Meditaciones, a diferencia de Epicteto, no rechaza completamente la doctrina epicúrea. No excluye la posibilidad de que el universo no esté sujeto a orden y que no haya nada después de la muerte. Pierre Vesperini lo cita de la siguiente manera: «En una palabra, si hay un dios, todo está bien; y si el azar gobierna, no seas tú también gobernado por él»(6). Esta duda confirma la hipótesis de una inclinación hacia el estoicismo en lugar de una adhesión.

Actualización del retrato del emperador romano.

Dado que Marco Aurelio no está en la línea de los filósofos estoicos, ¿qué nuevo retrato podemos dibujar de él al referirnos a las fuentes disponibles?

1. Un aristócrata

Bajo el imperio romano, la ética era común a toda la aristocracia. El padre de Nicolás de Damasco, por ejemplo, no era un filósofo profesional, sino un hombre rico, que era conocido por su elocuencia y que murió a semejanza de Sócrates. Marco Aurelio, como aristócrata, no como filósofo, debe por lo tanto, vivir según las reglas de la ética, también llamada ortopraxis. Debe controlar sus sentimientos degradantes como el dolor, el deseo, la ira o el duelo. El autor explica: «Las élites del Imperio Romano esperaban que los filósofos les proporcionaran discursos que les permitieran mantenerse erguidos, es decir, continuar cumpliendo el papel social, de acuerdo con los criterios de una ética compartida por la aristocracia»(7).

Dentro de este marco, las Meditaciones de Marco Aurelio tienen un propósito completamente personal y no doctrinal. Cuando el emperador se dice a sí mismo "cuídate", busca sobre todo hacer que su yo se corresponda con el ideal social, que es común y compartido por la aristocracia romana(8). Para los Antiguos, no hay distinción entre el ser social y el ser interior. Pierre Vesperini explica que «es sobre la base de esta práctica [...] que uno debe comprender el primer libro del logoi de Marco Aurelio en el que revisa en su memoria a todos aquellos, padres, maestros, a quienes debe una parte de su Educación».

2. Un philosophos pero no un philosophe.

Si Marco Aurelio es a menudo considerado como el emperador-filósofo por excelencia, probablemente se deba a una confusión entre el título honorario de los filósofos y el término filósofo profesional (Séneca, Epicteto ...). De hecho, el título de filósofo a veces se daba a personas que no eran filósofos profesionales. Sin embargo, este título designa a un hombre con cualidades notables, incluidas las cualidades intelectuales. Este es el caso, por ejemplo, de Chaerea, el yerno ideal del que habla Luciano, y que probablemente era un banquero como su padre. El historiador resume: «Marco Aurelio fue el único de los príncipes del Imperio en buscar y obtener el apodo de philosophos»(9).

3. Ciudadano romano

Como emperador romano, Marco Aurelio también persigue el ideal de aequanimitas (ecuanimidad), que corresponde al «estado del alma (animus) del cual uno puede alternar», según los tiempos y los momentos, «la majestad (grauitas) y la gentileza (suauitas)»(10). Este ideal, encarnado en la figura de Antonino, parecía inaccesible para Marco Aurelio, y es por eso que necesitaba el logoi para abordarlo. Esta virtud debía ofrecer un espectáculo de belleza: "hazte brillar", escribió. Bajo el imperio romano, esta expresión no era insignificante. Uno disfruta tanto admirando el coraje de los gladiadores, como uno disfruta admirando la sabiduría de alguien que resiste su exilio, permanece alegre en la enfermedad o vence la muerte de un ser querido. La ética es también una estética. Uno brilla por las disposiciones internas.

El logoi, por lo tanto, tiene una función ética y estética. Es por eso que el antropólogo se niega a hablar sobre meditaciones o ejercicios espirituales para referirse a las Meditaciones. La dualidad cuerpo-mente no existía entre los antiguos. «Sus prácticas involucran sobre todo un cuerpo, un cuerpo socializado y un cuerpo cuyo alma no es otra cosa que lo que lo anima»(11). Para decirlo de otra manera, la cara lleva las marcas de la sabiduría y esto se puede ver, admirar y contemplar (especialmente en la mirada).

4. ¿Religioso, iniciado y dueño de un conocimiento esotérico?

Finalmente, el ideal ético, social y estético de Marco Aurelio también es religioso (estas categorías son inseparables en ese momento). El emperador rezaba regularmente por su familia, amigos y parientes: «Y en todas las ocasiones llama a (epikalou) a los dioses, y no te dejes confundir por el período de tiempo en que harás esto; porque incluso tres horas así gastadas son suficientes (arkousi)»(12).

Si, para Pierre Hadot, los dioses son solo un nombre simple dado por convención al orden de la naturaleza, Pierre Vesperini presenta una interpretación completamente diferente. Para el antropólogo, los dioses están lejos de ser abstracciones y, por el contrario, son muy visibles: Marco Aurelio calma en repetidas ocasiones su angustia de muerte diciéndose a sí mismo que hay una vida después de la muerte poblada por los dioses. Además, se basa en oraciones, sueños y oráculos para comunicarse con ellos. El emperador incluso les agradece por haber «enviado a casa, en sus sueños, la indicación de varios remedios, en particular contra su escupir de sangre y mareos, y en relación con Caieta, una especie de oráculo»(13).

El autor de las Meditaciones, a veces incluso ofreció sacrificios a los dioses, lo que lo acerca a Epicteto, quien él mismo invitó a sus discípulos a sacrificar a los dioses, tan pronto como avanzaran en el camino de la virtud. Pierre Vesperini agrega que el emperador se inició en los misterios eleusinos, que conocía al sacerdote egipcio Harnouphis y que, según las fuentes judías de la época romana, incluso pudo haber discutido con los rabinos. En este contexto, las Meditaciones podrían estudiarse como un texto hermético. Por ejemplo, cuando Marco Aurelio habla de «vivir con los dioses» o de la «Isla de los Bienaventurados» a la que irá si no se aleja de sus resoluciones, estas no son meras imágenes, sino probablemente referencias al devenir iniciático. -Dios, una expresión que literalmente significa lo que dice, en cierto sentido, que permanece oscuro para los no iniciados pero que hace eco de las frases que uno puede encontrar en las "láminas iniciáticas". Epicteto está bastante de acuerdo cuando presenta la «definición más clara que puede dar del estoico perfecto»«uno debe convertirse en un dios en lugar del hombre»(14).

De la misma manera, el famoso "daimon" del que habla el emperador en su logoi debe entenderse a partir de la filosofía iniciática. Habría el alma, el cuerpo y el daimon. Y este daimon, que Epicteto ya había mencionado, una vez más, sería una especie de guardián. Él vigila nuestras acciones, nuestras palabras y nuestros pensamientos. No hay razón para convertirlo en una metáfora de una facultad del alma, porque Marco Aurelio claramente distinguió entre el alma y el daimon. De hecho, es un misterio saber cómo el aristócrata romano representó esta noción. Y al contrario de lo que piensa Pierre Hadot, no hay nada abstracto sobre la religión en la mente del Emperador. Pero es difícil estimar el lugar que realmente ocupa en su vida.

Epílogo: Marco Aurelio no fue un progresista

Al cerrar el libro de Pierre Vesperini, es difícil no estar convencido. El autor domina su tema, multiplica referencias y constantemente se refiere a etimologías griegas y latinas. Marco Aurelio, por lo tanto, no sería este filósofo-emperador estoico, sino un «aristócrata romano convertido en emperador, de mala gana»(15), quien, como cualquier aristócrata romano, era un pequeño erudito, y que usó el logoi para "permanecer en pie" de acuerdo con el ideal común del yo social. El título honorario de filósofo puede haber confundido a los autores contemporáneos, pero los comentaristas humanistas nunca han equiparado a Marco Aurelio con un filósofo estoico profesional. En su epílogo, Pierre Vesperini es aún más iconoclasta ya que cuestiona las creencias relacionadas con el emperador que a veces se presentaron como evidencia de su estoicismo.

Marco Aurelio y la esclavitud

Comienza explicando que las medidas tomadas para promover la emancipación de los esclavos se tomaron solo para facilitar la liberación de ciudadanos honestos que habían sido esclavizados erróneamente. P.A. Brunt demostró que estas decisiones que apoyaban la emancipación, eran una tendencia básica entre los emperadores y no una medida peculiar de Marco Aurelio. Marco Aurelio, por el contrario, incluso hizo que la legislación fuera más severa: fue, por ejemplo, el primero en «ordenar que los gobernadores, los magistrados locales y los soldados ayuden a los amos en su búsqueda de fugitivos»(16)  o alentando la tortura para facilitar que los esclavos confesarán.

Marco Aurelio y las masacres

Luego, «su universalismo no le impidió exterminar a los bárbaros y celebrar estas masacres (la columna aureliana lo atestigua), de ser representado con un caballo pisoteando a uno de ellos bajo sus cascos, presidiendo la decapitación de dos prisioneros , o incluso de dar la bienvenida a los soldados que le presentan cabezas enemigas»(17


Traducción: Yerko Isasmendi



Notas

1) p.14
2) p.17
3) p.23
4) p.29
5) p. 26-27
6) p.34
7) p.67
8) Nota del traductor: Horacio en sus Epístola escribió: «Así que abandono la poesía y otras nimiedades; lo verdadero y lo justo es lo que me importa, sobre lo que pregunto, a lo que estoy por entero consagrado... Y para que no preguntes quién es mi guía y en qué refugio filosófico busco guarecerme, no he jurado lealtad a maestro alguno, desembarco como invitado doquier me lleve la tormenta. A veces entro en acción y me sumerjo en las olas del Estado, como guardián de la verdadera virtud y su siervo irredento; otras veces, sigiloso, decido seguir los preceptos de Aristipo y tratar de superar las circunstancias en vez de someterme a ellas». Esta cita gráfica en parte la idea planteada por P. Vesperini en su libro. Robert W. Sharpes en su libro "Estoicos, epicúreos y escépticos" al respecto señala que «las filosofías que florecieron en el periodo helenístico, es decir, luego de la muerte de Alejandro Magno en 323 a.C., establecieron el contexto intelectual para la República tardía y el Imperio temprano». Las palabras de Horacio gráfican el uso utilitario del logoi filosófico, sin que esto, conlleve la adhesión a escuela alguna. De este modo, «El siervo irredento de la virtud verdadera, activo en los asuntos del Estado, es el estoico; Aristipo, como Epicuro, defendía la idea de que el placer es la finalidad de la vida, pero en una forma de la que disentía Epicuro».
9) p. 170-171
10) p.72
11) p.21
12) (VI, 23 — p.139)
13) p.139
14) p. 150
15) p.169
16) p.165
17) p.169

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