Contacto con los espíritus caídos
«Aunque los demonios, al aparecer a los hombres, suelen asumir la apariencia de ángeles brillantes para engañar más fácilmente; aunque también se esfuerzan en ocasiones por convencer a los hombres de que son almas humanas y no demonios (esta forma de engaño en la actualidad es muy popular entre los demonios, debido a la particular disposición de los hombres contemporáneos a creerlo); aunque a veces predicen el futuro; a pesar de que revelan misterios, uno no debe confiar en ellos de ninguna manera. Con ellos la verdad se mezcla con la falsedad; la verdad se usa a veces solo para un engaño más conveniente. `` Satanás se transforma en ángel de luz, y sus ministros como servidores de justicia, dijo el apóstol Pablo (II Cor.11: 14,15)» (1)
Una regla general para todos los hombres es no confiar en los espíritus cuando aparecen en forma sensual, no entrar en conversación con ellos, no prestarles atención, reconocer su aparición como una gran y peligrosa tentación. En el momento de esta tentación, uno debe dirigir su mente y su corazón a Dios con una oración para pedir misericordia y liberación de la tentación. El deseo de ver espíritus, la curiosidad por saber algo sobre ellos y de ellos, es un signo de la mayor necedad y de la ignorancia total de las tradiciones de la Iglesia Ortodoxa sobre la vida moral y activa. El conocimiento de los espíritus se adquiere de manera muy diferente de lo que supone el experimentador inexperto y descuidado. La comunión abierta con los espíritus para los inexpertos es la mayor desgracia, o sirve como fuente de las mayores desgracias.
El autor del libro del Génesis, inspirado por Dios, dice que después de la caída de los primeros hombres, Dios, al pronunciar sentencia sobre ellos antes de desterrarlos del paraíso, les hizo vestiduras de pieles y los vistió (2). Las vestiduras de pieles, en la explicación de los Santos Padres (3), significan nuestra carne áspera que, en la caída, se alteró: perdió su sutileza y naturaleza espiritual y recibió su tosquedad actual. Aunque la razón original de este cambio fue la caída, aun así, el cambio ocurrió bajo la influencia del Creador Todopoderoso, en Su inefable misericordia hacia nosotros y para nuestro gran bien. Entre las otras consecuencias, provechosas para nosotros, que se derivan de la condición en que se encuentra nuestro cuerpo actual, debemos indicar ésta: por la crudeza de nuestro cuerpo nos hemos hecho incapaces de la percepción sensible de los espíritus en cuyo reino hemos caído... La sabiduría y la bondad de Dios han puesto un obstáculo entre los hombres, arrojados a la tierra desde el paraíso, y los espíritus, arrojados a la tierra desde el cielo; este obstáculo es la grosera materialidad del cuerpo humano. Así, los gobernantes terrenales separan a los malhechores de la sociedad humana con un muro de prisión, para que no dañen a esta sociedad según su propio deseo y corrompan a los demás hombres. (4) Los espíritus caídos actúan sobre los hombres, infundiéndoles pensamientos y sentimientos pecaminosos; pero muy pocos hombres llegan a la percepción sensible de los espíritus (5).
El alma, revestida de un cuerpo, cerrada y separada por él del mundo de los espíritus, se ejercita poco a poco en el estudio de la ley de Dios, o, lo que es lo mismo, en el estudio del cristianismo, y adquiere la capacidad de distinguir el bien del mal (6). Entonces se le concede la percepción espiritual de los espíritus y, si esto está en conformidad con los propósitos de Dios que la guía, también la percepción sensorial de ellos, ya que el engaño y la decepción son ahora mucho menos peligrosos para ella, mientras que la experiencia y el conocimiento le resultan provechosos.
Cuando el alma se separa del cuerpo por la muerte visible, volvemos a entrar en el rango y la sociedad de los espíritus. De esto se desprende que para entrar con éxito en el mundo de los espíritus es imprescindible formarse a tiempo en la ley de Dios, y que precisamente para esta instrucción se nos ha concedido un tiempo determinado por Dios para la peregrinación de cada uno en la tierra. Esta peregrinación se llama vida terrena.
Contact with Fallen Spirits
Fuente: The Soul After Death
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