L'ascèse cynique. Un commentaire de Diogène Laërce VI 70-71.



El lector de Diógenes Laercio siempre se siente dividido entre la gratitud que le debemos: - «¡nos ha dado tanta información que, sin él, se habría perdido!»- , la irritación que provoca su amor infantil por la anécdota y la calidad a menudo mediocre de sus presentaciones dogmáticas, lo que sin lugar a dudas no pueden dejar de provocarnos. De hecho, las anécdotas, cuando se trata de Diógenes de Sinope, podríamos decir que, en toda la historia de la filosofía, no hay ningún personaje al que le hayamos prestado más palabras, no más réplicas, no más actitudes singulares que a él. Estaremos muy agradecidos con M.-O. Goulet-Cazé por haber llamado su atención y atraer la nuestra hacia el pasaje que, en DL, VI, 70-71, expone las opiniones de Diógenes sobre la ἄσκησις cínica, sobre el entrenamiento o, como dijo Montaigne, el ejercicio que debe practicar el filósofo. El autor no oculta las dificultades de dicha empresa, en particular debido a las discusiones, de las cuales informa el propio DL, relacionadas con la actividad literaria de Diógenes de Sinope (cf. Excursus II, pp. 85-90),  debido a que solo disponemos de testimonios relativamente tardíos, desde Cicerón hasta Juliano. El caso del cinismo es, por otro lado, tan particular que algunos han ido tan lejos como para desafiar, el derecho a considerarla una escuela filosófica, una άίρεσις. Rechazando la lógica, la física y la ética especulativa como inútiles, ¿no puede ser que quisieran que tomemos el camino corto y reduzcamos la filosofía a una moralidad de actos? En esta perspectiva, el ascetismo diogenético, tal como lo vemos en la tradición literaria, se basa en una distinción entre los inútiles πόνοι, los vanos esfuerzos que nos imponen las restricciones sociales, y los útiles πόνοι, que, liberándonos de estas mismas restricciones, nos permiten vivir de acuerdo a la naturaleza. Aún así, para seguir la naturaleza, es necesario, después de haberse colocado por encima de las posibilidades de la fortuna, elevarse, por un segundo ascetismo, por encima de los caprichos del destino (pp. 15-76).

Es verdaderamente una historia breve de la filosofía, desde Sócrates hasta los estoicos de la era imperial, que M.-O. Goulet-Cazé nos presenta (págs. 93-191). Pero esta historia, por supuesto, se expone desde el ángulo que nos interesa aquí, Υασκησις. En oposición a la formación puramente oratoria de los sofistas, el ascetismo filosófico se evoca en las diversas formas que adopta en Sócrates, o más bien en los diversos Sócrates: los de Platón, el de Jenofonte, el de Aristóteles. Antístenes, Diógenes, los viejos estoicos, Epicteto, Séneca, Musonio Rufo se esforzarán, cada uno a su manera, por "gestionar la herencia socrática". Habría mucho que decir sobre esto, pero no veo la hora de llegar a las páginas (págs. 195-220) - admito que las encontré demasiado cortas - donde se cumple la promesa. Del subtítulo de la obra y donde se nos entrega una traducción y un comentario sobre la doxografía que conserva Diogenes Laercio. Es, se nos dice con razón, un texto en mayúscula. También es, lamentablemente, un texto difícil.

El comentario destaca todas sus ἀπορία, revisa las soluciones que se han propuesto y a su vez da una interpretación del texto. La primera frase es al mismo tiempo esencial y oscura: (a) Διττήν δ' 'έλεγε, είναι την ασκησιν την μεν ψυχικήν την δε σωματικήν ' (b) ταυτην καθ' ην εν γυμνάσια συνέχει (por esta palabra, corrección del gran Reiske, aquí adoptada, correctamente titulado, por el autor que empujó el escrúpulo de verificar en este lugar el texto de París, gr. 1759 y pudo así corregir el aparato crítico de Long) γινόμενοι φαντασίαι εόλυσίαν προς τα της αρετής έργα παρέχονται. Trad M.O. Goulet-Cazé: (a) El ascetismo presenta dos formas, dijo Diógenes, una espiritual, la otra corporal, (b) este ascetismo (corporal) durante el cual las representaciones, nacidas en un ejercicio constante, permiten volver con facilidad a las obras de virtud. El autor considera que, gramaticalmente, ταυτην solo puede referirse a την σωματικήν. No estoy tan seguro: incluso me parece que, si ese fuera el caso, ταυτην sería perfectamente inútil. Höistad vinculó ταυτην con την ψυχικήν por razones "dogmáticas". ¿No podría Ταυτην hacerse cargo de (διττή) ασκησις? El uso de ô μεν ... ô δε ... después de una palabra en singular es a veces sorprendente, como en el Fedrón de Platón, 255c: ή πηγή ... ή μεν εις αυτόν ε'δυ, ή δε έξω άπορρέί. Y, en la siguiente oración (c), ¿no podemos imaginar que ευεξία και ισχύς se refiere al alma (Platón, Rep., IV, 444d ευεξία ψυχής) como al cuerpo, ως περί την ψυχήν και περ\ το σώμα?Sin duda la oscuridad se debe a la forma en que Diogenes Laercio resume el texto de su fuente, y quizás sea culpable de alguna omisión ... El conocimiento de la moral diogeniana que esta investigación le permitió a M.-O. Goulet-Cazé proponer la atribución a Diógenes de Sinope de doce versos citados por Estobeo, sin solución de continuidad, siguiendo un fragmento que el lema da como Eurípides: esto plantea el difícil problema de las "tragedias" de Diógenes el Cínico. Podemos ver todo el interés de este estudio que, para subrayar la importancia y la duración de la corriente cínica -como el neoplatonismo, prolonga su existencia hasta el siglo VI de nuestra era- termina con un repertorio de los filósofos cínicos conocidos.  A juzgar por el primer volumen de esta obra, M.-O. Goulet-Cazé nos dará, en el Diccionario de Filósofos Antiguos, avisos detallados que nos permitirán conocer más información sobre cada uno de ellos.



Orner Ballériaux
Fuente: Marie-Odile Goulet-Cazé, L'ascèse cynique. Un commentaire de Diogène Laërce VI 70-71. Paris, Vrin, 1986. 1 vol. 13,5X21,5 cm, 292 pp. (Histoire des Doctrines de l'Antiquité classique. 10). Prix : 267 FF. ISBN 2-7116-0913-8. 
Traducción: Yerko Isasmendi

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