Francmasonería y esoterismo (Parte I)



Esta es la primera entrada de una serie de traducciones que persigue exponer un tema que no solo ha generado un amplio debate dentro de la masonería, sino que también ha definido dos formas de entender, y por ende, vivenciar dicha fraternidad, lo que nos habla de dos visiones irreconciliables que conviven dentro de la masonería, y que esta entrada persigue exponer. Por lo cual este tema lo expondré en una serie de traducciones de los exponentes más representativos de ambas posturas; comenzando con el articulo "La franc-maçonnerie et l'ésotérisme" de Roger Dachez, uno de los representantes franceses de la llamada "École authentique". que engloba a historiadores a menudo miembros de la masonería, que en base a un método científico de investigación, son muy críticos en cuanto al rol del esoterismo masónico(1).

La franc-maçonnerie et l'ésotérisme
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Las relaciones que tiene la masonería con el esoterismo son problemáticas(2). Para describirlas, primero debemos definir la naturaleza de la institución masónica: ¿es ante todo una "sociedad esotérica", una sociedad iniciática -. y en este caso, ¿es lo mismo?, o ¿es un simple círculo intelectual o un grupo fraterno?. Los masones a lo largo del tiempo han formulado variadas respuestas, y por otra parte, los estudiosos de la masonería, no necesariamente están de acuerdo entre sí.

Los múltiples significados de la palabra esoterismo, ya se han mencionado, pero en este caso, tiene una característica especial, pues pareciera que en el trabajo masónico, el esoterismo oscila entre dos posturas principalmente:

- En primer lugar el secreto, la noción de un conocimiento oculto por descifrar, una instrucción codificada que se escapa al profano: en este primer sentido, el esoterismo masónico se refiere a la disciplina clásica del arcano, que no convierte a la institución masónica en una "sociedad secreta" sino más bien selectiva.

- En segundo lugar, el esoterismo masónico no es separable de la dimensión de iniciación de la institución, que se supone debe dar lugar a una experiencia íntima, una liberación interior en este segundo sentido, el esoterismo masónico corresponde más a una gnosis.

Por lo tanto, es necesario identificar las verdaderas relaciones de la Francmasonería con el esoterismo, considerando algunas preguntas. En su famosa definición de la Masonería - uno entre muchas - W. Preston (1742-1818) distingue alegorías que "velan" y el símbolo que "ilustra" la masonería (Illustrations of Masonry, 1772). En los textos masónicos, ya durante el siglo XVIII, varios términos fueron utilizados a menudo como emblemas o incluso jeroglíficos. De hecho, nadie puede cuestionar que la Masonería hace abundante uso de imágenes y figuras a los cuales, se le da un sentido intelectual o espiritual más o menos preciso. Es, sin embargo, esto ¿esoterismo?

Por otro lado, uno de los rasgos más característicos de la Francmasonería es obviamente, el uso de rituales, basados en historias en torno a algunos personajes legendarios o míticos que son protagonizadas por el candidato. Es en este contexto, en donde el esoterismo ocupa un importante lugar, puesto que la dramaturgia de los grados se enseña en base a alusiones, lecciones vitales indirectas y sutiles. La masonería es por esto, en cierto modo, un ¿"teatro esotérico"?

Por último, si una parte significativa de la masonería, desde el siglo XIX, dice rechazar cualquier pensamiento dogmático, relativo a la "libertad de conciencia", queda claro que muchos sistemas masónicos han justificado su enfoque por una doctrina, más o menos definida. Si lo esotérico es una teoría antes que una praxis, hay que reconocer que en su historia la masonería ha revindicado a menudo un fundamento esotérico.

1. ¿Es la Masonería esencialmente una sociedad esotérica?

La masonería operativa, es decir, la masonería "de profesión, que existía en la Edad Media, es conocida por los textos del siglo XII, y mucho mejor por los del siglo XIII. Los documentos  más antiguos directamente relacionados con las logias operativas, los Old Charges, se remonta a finales del siglo XIV (Regius c.1390, Cooke c. 1420). Escrito por clérigos, enmarcan a los trabajadores dentro de las reglas de la vida cristiana, estando completamente desprovistos de cualquier contenido esotérico. Aparte de las prescripciones morales (Charges), contienen una historia de oficio, fabulosa, legendaria y mítica, que conecta, independientemente de la cronología o de la probabilidad; el trabajo de los constructores de catedrales, con los trabajadores de la Torre de Babel o del Templo de Salomón, puesto que estos, debían ser sus herederos y sucesores.

No sabemos casi nada de la vida y costumbres de los logias medievales. Sin embargo, parece que la introducción de un nuevo aprendiz o el reconocimiento a los trabajadores que confirmaba la condición de miembro, daba lugar a una ceremonia sencilla, que consiste esencialmente en un juramento sobre el Evangelio. Un texto inglés del siglo XVII, por ejemplo sólo contiene obligaciones puramente profesionales.

Sin embargo, a menudo se menciona el "secreto de los constructores" como uno de los tesoros transmitidos de generación en generación, el cual sería la fuente precisamente las logias medievales. Debemos ponernos de acuerdo sobre la naturaleza de este secreto. En un momento en que muchas oficios, incluido el de los albañiles, estaban fuertemente regulados y sus condiciones de trabajo se controlaban estrictamente; es lógica la preocupación por proteger lo más posible las habilidades profesionales para reservar el privilegio de empleo a los que eran dignos. Por lo tanto, una fuerte tendencia a no difundir los conocimientos técnicos y en particular a no dejarlos por escrito, habría sido muy útil en momentos en que casi todos los trabajadores eran incapaces de leer; la tradición oral, como una supuesta prueba infalible de la existencia de una tradición esotérica, no tiene probablemente ninguna otra razón!

Sin embargo, estas prácticas pueden explicar la aparición posterior de un significado esotérico, secundario a elementos que eran originalmente puramente convencionales y justificados por las necesidades del trabajo. Un ejemplo destacado es proporcionada por la institución, conocida en Escocia, al menos desde principios del siglo XVII, pero probablemente mucho más antigua, la Mason Word.

La Palabra de Masón en las logias operativas escocesas, era probablemente transmitida al recién recibido al grado de aprendiz, lo que le confería a estos trabajadores el estatus de "regular", distinguiéndose de los cowans, es decir, albañiles sin calificación y no reconocidos por la logia. Era un secreto puramente profesional. Sin embargo, en la práctica, atestiguada desde principios del siglo XVII, en Escocia, fueron recibidos como benefactores o miembros de honor, algunos notables locales (caballeros masones) a los cuales, se les dio la Mason Word - ya que no podían hacer ningún uso profesional de ella - se transformo gradualmente este secreto en enseñanza esotérica. En 1691, Robert Kirk, exponiendo diversas costumbres escocesas, escribe que la Mason Word es "un comentario a la tradición rabínica de Jaquín y Boaz, las dos columnas erigidas en el Templo de Salomón, dada a través de alguno signos secretos con la mano". En 1640, Robert Moray (c 1600-1673.), uno de los primeros caballeros albañiles de los cuales, la historia ha conservado su nombre, fue un artillero, ingeniero y anticuario; amante de las especulaciones esotéricas y es probablemente uno de las primeras semillas del esoterismo masónico, en el sentido del conocimiento oculto. 

La personalidad de Robert Moray es un emblema del resto del movimiento intelectual que, en el curso del siglo XVII, dio lugar a la aparición de la masonería especulativa, es decir, una masonería que en lugar de utilizar físicamente las herramientas de trabajo, las aplica a la vida moral. Es notable que Robert Moray también fuera en 1660 el primer presidente de la Royal Society. De hecho, en la Royal Society es donde aún se perciben los ecos del hermetismo-cabalístico renacentista, particularmente ilustrado por el movimiento de los Rosacruces, como tan acertadamente ha demostrado Frances Yates (The Rosicrucian Enlightenment, 1972). Es en este medio, que las especulaciones tomadas de un viejo fondo alquímico y mágico, ayudaron a dar forma al espíritu de la masonería especulativa y darle su tono esotérico, en sentido gnóstico.

Sin embargo, la masonería especulativa, que se organiza en Londres en 1717, con la fundación de la primera Gran Logia, ¿siempre se definió como una organización esotérica?. Es muy poco probable.

En uno de sus textos fundacionales, el discurso escrito por André Michel Ramsay (1686-1743) en 1736, en París, el joven masón francés especifica que la masonería "quiere conducir a todos los hombres hacia lo sublime, hacia un agradable estado de ánimo, hacia el amor por las bellas artes, donde la ambición se convierte en una virtud, donde el interés de la hermandad sea la de todo el género humano, donde todas las naciones pueden extraer conocimientos sólidos y donde todos los sujetos de diferentes reinos pueden actuar juntos sin celos, sin discordia y cuidarse el uno al otro. ". La afirmación de un linaje esotérico que se remonta hasta los orígenes de la humanidad en realidad aparecerá mucho más tarde, como más adelante veremos.

En Inglaterra, probablemente deberíamos esperar hasta finales del siglo XVIII, con la publicación de William Hutchinson (1732-1814) The Spirit of Masonry (1775), para un diseño esotérico-simbólico de la masonería de cierta repercusión. Sin embargo, los rituales ingleses no cesarán hasta hoy de enfatizar que el núcleo de los símbolos masónicos son esencialmente morales, los cuales representan alegorías convenciones más que secretos místicos, como lo expreso la definición de William Preston anteriormente citada.

Fue en Francia, en el siglo XX, en donde la la visión puramente esotérico de la masonería se teorizó de manera impresionante en la inmensa obra de René Guénon (1886-1951), la cual, hizo su debut en los círculos de ocultismo parisinos, los que incluían al mago Papus (1865-1916), que fundó  alrededor de 1887 una orden pseudo-masónico, el Martinismo y cuya doctrina un tanto confuso, fue expuesta en 1891 en su "Traité méthodique de science occulte", en donde se propone una síntesis entre "la sabiduría de los antiguos" y los primeros balbuceos de la ciencia moderna. El lema del movimiento, inscrito en la portada de la revista publicada por Papus, Le Voile d'Isis, era: Le surnaturel n’existe pas".

Rápidamente cansado de la incoherencia de este tipo de pensamiento, René Guénon, que tenia interés en el hinduismo, se sintió atraído por los círculos sufíes musulmanes que se habían instalado en París. Más tarde, recibirá el mismo la baraka y se verá influenciado de forma permanente por una visión de la historia de la religión y el mundo en general, tomada de una escuela de pensamiento cercana a los Hermanos Musulmanes, con una característica importante, la cual era la condena sin reservas del mundo moderno. Después de un corto período de tiempo - justo antes de la Primera Guerra Mundial - se alejará de forma permanente de las logias masónicas, centrándose en la publicación de numerosos libros y artículos en los que desarrollará su visión de la tradición primordial, postulando un esoterismo común a todos los pueblos de la humanidad y afirmando la degeneración absoluta de la era moderna (La crise du monde moderne, 1925; Le Règne de la quantité et les signes des temps, 1945). Aplicará sobre la masonería el mismo juicio, a pesar de no tener un buen dominio del tema, le dedicará el libro (Ecrits sur la franc-maçonnerie et le compagnonnage, 1964), en donde expresa la opinión de que esta una de las pocas organizaciones que tienen en Occidente la clave de un esoterismo universal. Sin embargo, critico severamente la desviación de la masonería, que a sus ojos, sobre todo en Francia, habían olvidado sus profundas raíces  y perdido el significado de sus propios símbolos. Afirmará además que la institución masónica, a través de sus grados, contiene un potencial esotérico, una "influencia espiritual" que tal como en Eleusis puede conducir al iniciado desde los pequeños a los grandes misterios; allanando el camino para una visión unitiva y de liberación. Paralelamente a esta valorización de la masonería, René Guénon no ceso de afirmar la necesidad para el masón iniciado, de un "exotérismo tradicional", es decir, profesar una tradición religiosa "regular" (lo que incluye a las religiones del libro), lo que conllevará a una profundización del esoterismo en ka masonería.

El pensamiento de René Guénon ha tenido una influencia duradera en una parte de la masonería francesa e italiana, entre otras. Sin embargo, tuvo un eco mucho menor dentro de la masonería anglosajona, la que en cambio, privilegia una lectura puramente moral o psicológica de los rituales masónicos.



Roger Dachez
Traducción: Yerko Isasmendi

Parte II


Notas

1) Los interesados en saber más de estas dos posturas, pueden consultar el libro  "À droite de l’acacia : de la nature réelle de la franc-maçonnerie?" de Stéphane François.
2) Este texto es, en esencia, la nueva traducción del artículo "Freemasonry" que publiqué en el Diccionario de la Gnosis y Esoterismo Occidental, Leiden, Brill, 2005. También sobre el mismo tema, se puede consultar el articulo "Franc-maçonnerie, escrito por JF Var en el Diccionario crítico del esoterismo, París, PUF, 1998. [nueva edición de 2013].

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