La “Oración” de Epicteto y Marco Aurelio



RESUMEN: En este artículo analizaremos en qué condiciones y en qué medida Epicteto y Marco Aurelio integran el uso de la oración en el ascetismo estoico. En primer lugar, se muestra que los estoicos transformaron radicalmente el uso de la oración: ya no se utilizaba para convencer a los dioses de que cumplieran nuestros deseos, sino, por el contrario, con el objetivo de ayudarnos a adaptar nuestros deseos al plan divino. En este sentido, la oración estoica es una forma de antioración. Sin embargo, lejos de reducirse a un simple proceso retórico y pedagógico al servicio del ascetismo moral, la oración presenta una verdadera dimensión religiosa.

Uno de los aspectos más paradójicos de la doctrina estoica es la oración. Podría parecer lógico que los estoicos fomentaran el uso de la oración: los estoicos invocan la oración como uno de esos ritos practicados universalmente para "probar" la providencia divina. Sin embargo, el uso estoico de la oración es problemático: ¿Cómo pueden los estoicos reconciliar la oración, que confirma la tesis estoica a favor de la providencia, con, primero, su teoría del destino y, segundo, su búsqueda de la libertad interior? ¿Cómo podría la oración cambiar el curso del destino que es resultado de la voluntad divina? Y al pedir ayuda a una deidad externa, ¿no corren el riesgo los humanos de descuidar su autonomía moral?

Esta última pregunta surge con particular agudeza entre los estoicos imperiales, ya que centran su enseñanza en el ascetismo moral y la búsqueda de la libertad individual. De hecho, el énfasis se pone más en las potencialidades internas del individuo –voluntas en Séneca, prohairesis en Epicteto– que en el poder de la providencia divina en el mundo. Nada parecería, pues, más contrario a la ascesis moral, centrada en la interioridad, que la oración.

De hecho, la realidad es más compleja. En primer lugar, las oraciones antiguas incluyen diferentes tipos de discursos: oraciones de votos, himnos, acciones de gracias, súplicas e imprecaciones. Podríamos entonces definir la oración como un discurso que completa y santifica el rito religioso: mediante la oración el orante busca el acuerdo de Dios cuando emprende una acción; Intenta apaciguar al dios al que se dirige o pide su protección. La oración es una petición solemne que el creyente dirige a Dios[1]. No hay que perder de vista, además, que en la Antigüedad la dicotomía entre religión y filosofía no era radical: esta ruptura surgió a partir de la Ilustración. Además, el estoicismo define su filosofía como la elucidación racional de la religión, como un discurso racional de mitos y ritos, considerados como la expresión simbólica y primitiva del logos. Consideremos, por ejemplo, el Compendio de alegorías estoicas de Cornuto.

Finalmente, quisiera mostrar que Epicteto y Marco Aurelio, en lugar de excluir, como se ha hecho hasta ahora, el uso de la oración del ascetismo espiritual, lo integran en su programa moral. Analizaremos pues en qué condiciones y en qué medida Epicteto y Marco Aurelio legitiman el uso de la oración en lo que Pierre Hadot llamó: “ejercicios espirituales”. Mostraré, en primer lugar, que los estoicos transformaron radicalmente el uso de la oración: ya no sería utilizada para seducir a la divinidad y convencerla de cumplir nuestros deseos, sino, por el contrario, con el objetivo de ayudarnos a adaptar nuestros deseos al plan divino. En este sentido, la oración estoica es una forma de antioración. ¿Debemos entonces considerar la oración como un simple ejercicio al servicio de la supresión de nuestras pasiones? Veremos entonces que lejos de ser un simple proceso retórico y pedagógico, la oración tiene una verdadera dimensión religiosa.


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Jordi Pià Comella
La « PRIÈRE » d’Épictete de Marc Aurele
Horitzo - Revista de Ciencies de la Religio
Traducido: Yerko Isasmendi



1) Sobre la oración antigua, véase Chapot - Laurot

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