Las tres mentes del Bodhisattva

  


Aquel que encuentra la dirección de su vida en zazen y al mismo tiempo vive del arrepentimiento en zazen es llamado Bosatsu (Bodhisattva). Un Bosatsu es un hombre común que ha encontrado la dirección de su vida en el Buda, es decir. en zazen. Sin embargo, aunque es un hombre común, en la medida en que vive de acuerdo con su voto, el significado de su vida cambia por completo. De ahí que se le llame "el que vive por votos" (ganshô no bosatsu), a diferencia del hombre vive su karma (gosshô no bonpu). Por lo tanto, no debemos desaprobarnos a nosotros mismos diciendo: "No soy más que un hombre común y, por lo tanto, no estoy calificado para ser un bodhisattva". Debido a que somos hombres ordinarios, poseemos este cuerpo terrenal realmente vivo; pero debido a que buscamos la dirección del Buda (es decir, zazen) podemos hacer nuestro esfuerzo en paz. En consecuencia, sin reservas, los que practicamos zazen nos esforzamos por ser Bodhisattvas. En el Tenzo Kyokun (Instrucciones sobre deberes refrectorios), Dogen Zenji habla del espíritu de la vida real del Bodhisattva en términos de las Tres Mentes (Sanshin): la Gran Mente (Daishin), la Ternura (Roshin) y la Alegría (Kishin). Esta enseñanza forma una conclusión verdaderamente adecuada a lo que hemos estado discutiendo.

La gran mente es la mente que, como hemos dicho, no discrimina. Me gusta esto, no me gusta eso; Quiero eso, no quiero esto sin hacer este tipo de distinciones, el hombre de gran mente ve todo como igualmente su propia vida; porque todo lo que encuentra existe dentro de su propia experiencia personal. Sí, mi vida no existe solo dentro de este cuerpo humano, en la pulsación de mi corazón. Mi vida solo puede estar en cada experiencia, en cada actividad de la vida. La expresión de la vida como vida se revela en cada experiencia de encuentro. Por lo tanto, en el budismo decir que el yo se asienta en sí mismo es decir que el Universo se asienta en sí mismo. La mente que ve al yo y a todas las cosas como una sola, que no discrimina, sino que ve cada encuentro como su propia vida, y que, por mucho que vacile, busca siempre manifestar esta vida, esta es la gran mente de Bosatsu.

La gran mente funciona naturalmente como la mente de la ternura. La mente de la ternura es esa actitud con la que el padre cuida al niño con mimo y atención a cada detalle. Como dijimos anteriormente, si bien el zazen no hace distinciones, no se trata de una pérdida de conciencia, sino de una conciencia constante del presente vivo. ¿Cómo expresarnos aquí y ahora como una forma de ser eterna y universal? A esto debemos prestar estricta atención. Es decir, en su forma de vida, el hombre que practica zazen muestra en cada encuentro atención, consideración y simpatía, trabajando para dejar florecer la flor de la vida. Esta es la mente de la ternura de los padres.

En esta mente de ternura está el verdadero valor de la vida: la mente de alegría. La mente alegre no es la alegría excitada del deseo, sino el entusiasmo vital y el sentido de la propia valía que se encuentra en el cuidado que se da a cada encuentro. Se dice que una mujer primero se convierte en adulta y conoce el valor de su vida en la maternidad. De manera similar, primero descubrimos la verdadera alegría, el valor y la pasión, primero nos convertimos en adultos cuando cada encuentro se convierte en nuestra propia vida, nuestro propio hijo al que debemos cuidar con cuidado. Gran mente, ternura y alegría: estas tres mentes son posesión segura del Bosatsu que busca el Camino del Buda.

Para concluir lo que hemos dicho, debemos pensar una vez más en la civilización moderna y la cuestión del progreso humano. Como dijimos al principio, el progreso humano no es en modo alguno lo mismo que el avance de las ciencias naturales, ni sigue el camino del progreso de la civilización científica. Más bien, ¿no se basa el progreso del hombre en la cuestión de cómo cada hombre puede llegar a ser adulto? Pero observa el estado actual de los hombres. Están completamente a merced de sus deseos, trabajan solo por egoísmo, no hacen nada más que reprenderse y lastimarse unos a otros como un grupo de niños.

¿Qué significa para el hombre actual convertirse en adulto? Como acabo de decir, no es más que convertirse en un Bosatsu - uno que ve a su propio hijo en cada encuentro, lo cuida con cuidado y encuentra su alegría y pasión en esta actividad. Cuando el mundo se convierta en un mundo de Bodhisattva-adultos, en el que nos cuidamos, protejemos y trabajamos unos por otros, el hombre habrá alcanzado la mayoría de edad y podemos decir con razón que ha habido progreso humano. Sugiero que esta imagen del Bosatsu, que es vigilado y guiado por zazen, que vive de su voto y arrepentimiento en zazen, es un ideal esencial para la era venidera. ¿Qué piensas?


Uchiyama Kasho 
Traducción:Yerko Isasmendi

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