Ibn Hajar al-'Asqalani



El presente folleto tiene la intención de introducir a los que no hablan árabe,  a uno de los géneros más fecundos de la literatura religiosa musulmana, a saber, los comentario de los hadices. Es sorprendente que no existan traducciones serias en la actualidad de este voluminoso e influyente género, dado que hay pocos hadices que pueden entenderse adecuadamente sin hacer referencia a los debates a menudo complejos que se han producido respecto a ellos entre los estudiosos. Estas discusiones han incluido las investigaciones sobre el exacto significado lingüístico y lexicologico del discurso profético, los estudios del isnad, los debates sobre las circunstancias que rodearon la génesis de cada hadiz (asbab al-wurud), y los problemas de la derogación por una hadiz posterior o más fuerte, o por los textos del Corán. Sufyan ibn ‘Uyayna, el primer gran erudito del hadiz, realizo la siguiente observación: «al-hadith madilla illa li’l-‘ulama» (el hadiz es una trampa, excepto para los eruditos). Por esta razón, ningún erudito musulmán de renombre utiliza un hadiz antes de revisar los comentarios que determinar su significado preciso, su contexto y aplicación.

La importancia de esta literatura se puede medir por el hecho de que al menos se han escrito setenta comentarios completos del Sahih del gran Imam al-Bujari. El más conocido de estos incluyen el "al-Kawakib al-Darari" del Imam Shams al-Din al-Kirmani (m. 786), "Umdat al-Qari" del Imam Badr al-Din al-'Ayni (d.855), y el "Irshad al-Sari" del Imam Ahmad ibn Muhammad al-Qastallani (m.923). Sin embargo, el más célebre es sin duda el magnífico Fath al-Bari ("La victoria del Creador") del Imam Ibn Hajar al-'Asqalani, una obra que fue la cima tanto en su género, como de la carrera académica del Imam. Es apreciado por los ulemas, por la solidez doctrinal de su autor, por su completa cobertura del material de Bujari, por su dominio de las ciencias relevantes del árabe, la sabiduría que muestra en las clases de elaboración (fawa'id) de los hadices que expone, y su habilidad para resolver disputas complejas sobre diversas lecturas. El texto de Bujari no ha llegado hasta nosotros en una versión única y uniforme, puesto que existen variantes de versiones (riwayat), de las cuales, la versión transmitida por al-Kushmayhani (d.389), bajo la autoridad del alumno de al-Bujari; Firabri es la que más aceptada por los ulemas. Un ejemplo de esto, es que la nueva edición y definitiva del Sahih, a través de la narración autorizada del erudito más conocido del hadiz de los últimos tiempos, el shaij al-Hadith ‘Abdallah ibn al-Siddiq al-Ghimari, utiliza la versión Firabri. Ibn Hajar utilizo con frecuencia la variante Kushmayhani como texto standard, pero da sus razones, a menudo en detalles complejos, para preferir otras lecturas que parecen haber tenido un mérito particular. Al hacer esto, deja en claro que está autorizado, a través del sistema de iyaza, para todos las citas riwayat.

Imam Al-Bujari

Ibn Hajar considerada la colección de hadices del Imam Muhammad ibn Isma'il al-Bujari (194-256 DH), titulado al-Jami 'al-Sahih ('La Colección auténtica"), la más confiable de todas las colecciones de hadiz del Islam. Su respeto total por el compilador se desprende de la breve biografía que ofrece de él, en la cual lo retrata como un santo y como un erudito. Él relata, según Firabri testigo ocular de autoridad, como el imam hacía ghusl y rezaba dos rak'as antes de incluir cualquier hadiz en su trabajo, y siempre llevaba consigo unos cabellos del Profeta (que Al.lah le bendiga y le conceda paz). Él recopilo su Sahih en Jorasán, y lo ordeno en el santuario de La Meca, terminandolo sentado entre el minbar y la Santísima Tumba del Proféta en Medina. Sus milagros (karamat) son numerosos y bien documentados. Una vez, después de ayudar a construir una fortaleza para defender a la comunidad musulmana, les proporcionan a los trabajadores tres monedas pequeñas para comprar pan, pero a pesar de que había un centenar de trabajadores, fue suficiente para todos. A pesar de sus austeros hábitos personales, era infinitamente generoso con sus alumnos. Uno de sus escribas, Muhammad ibn Abi Hatim, dijo: «Cuando yo estaba de viaje con el Imam Al-Bujari nos quedamos en una habitación individual, yo vi el aumento de la luz de la linterna quince o veinte veces en la noche, mientras el trabaja en un isnad , tras lo cual volvió a acostarse. Le pregunté: "¿Por qué se impone todo esto en lugar de despertarme?" Y él me contesto. "Usted es un hombre joven, y no deseo interrumpir su sueño». Ibn Abi Hatim más adelante relata: "«Una vez vi a al-Bujari en un sueño. Él estaba caminando detrás del Profeta (que Al.lah le bendiga y le conceda paz), colocando sus pies directamente sobre los pasos del Profeta». Y cuando fue bajado a su tumba, un perfume como el almizcle emano de ella. «Mucha gente tomó el polvo de la tumba", recordó otro de sus estudiantes, "por lo cual, hemos tenido que colocar una valla de madera alrededor de ella».

Al-Jatib al-Baghdadi narró que 'Abd al-Wahid ibn Adam dijo: «Yo una vez vi al Profeta (que Al.lah le bendiga y le conceda paz), con un grupo de sus compañeros, en un sueño. Estaba de pie, y lo saludé, y cuando regresó me saludo, y le dije: "¿Por qué estáis aquí, Oh Mensajero de Al.âh?" Y él respondió: ". Estoy esperando a Muhammad ibn Isma‘il". Algunos días después, la noticia de la muerte de al-Bujari me llegó, y cuando llegué, me di cuenta de que había muerto en el momento en que había tenido ese sueño»

Shaij al-Islam Ibn Hajar al-'Asqalani

La Familia de Abu’l-Fadl Ahmad ibn Hajar era originaria del distrito de Qabis en Túnez. Algunos miembros de la familia se habían asentado en Palestina, pero se fueron de nuevo cuando enfrentaron la amenaza de los cruzados, siendo el lugar de nacimiento de Ibn Hajar Egipto (773). Fue hijo del erudito Shafi'i y poeta Nur al-Din ‘Ali. Sus padres murieron en su infancia, y más tarde su hermana mayor, Sitt al-Rakb, actuo como su 'segunda madre'. Los dos niños quedaron bajo la tutela del hermano de la primera esposa de su padre, Zaki al-Din al-Kharrubi, quién ingreso al joven Ibn Hajar en una escuela coránica (kuttab) a la edad de cinco. Allí se destacó, aprendiendo la Surat Maryam en un solo día, y avanzar en la memorización de textos tales como el Mujtasar de Ibn al-Hajib en usul . Cuando acompañó al-Jarrubi a La Meca, a la edad de 12 años, era lo suficientemente competente para dirigir las oraciones de Tarawih en la Ciudad Santa, donde pasó mucho tiempo estudiando y recordando a Al.lâh en medio de la sencillez agradable de la casa de Jarrubi, el al Bayt-'Ayna, cuyas ventanas daban directamente sobre la piedra Negra. Dos años más tarde su protector murió, y su educación en Egipto fue confiada al estudioso del Hadiz Shams al-Din ibn al-Qattan, quién lo unio a los cursos impartidos por los grandes eruditos del cairo, al-Bulqini (m.806) y Ibn al-Mulaqqin (m.804) en fiqh Shafi'i, y Zayn al-Din al-'Iraqi (m.806) en hadiz, tras lo cual viajo a Damasco y Jerusalén, donde estudió con Shams al-Din al-Qalqashandi  (m.809), Badr al-Din al-Balisi (m.803), y Fatima bint al-Manja al-Tanukhiyya (m.803). Después de una nueva visita a La Meca y a Medina, y al Yemen, regresó a Egipto.

Cuando llegó a los 25 años se casó con la brillante Anas Jatun, de 18 años de edad. Ella era una experta en hadices por derecho propio, habiendo recibido ijazas de Zayn al-Din al-'Iraqi, dando conferencias públicas celebradas en presencia de su marido a una multitud de ulema entre los cuales estaba el Imam al-Sajawi. Después del matrimonio, Ibn Hajar se mudó a su casa, donde vivió hasta su muerte. Muchos observaron cómo ella - despúes de esto - se rodeó de gente pobre, ancianos y discapacitados, sintiendo un privilegio y placer al apoyarlos. Tan grande fue su fama de santidad - que se extendio durante sus quince años de viudez - en los cuales ella se dedicó a las buenas obras, que recibió una propuesta de matrimonio del Imam ‘Alam al-Din al-Bulqini, que considera que un matrimonio con una mujer de tal caridad y baraka sería una fuente de gran orgullo.

Una vez instalado en Egipto, Ibn Hajar enseño en una cofradía Sufi (Janiqah) de Baybars por unos veinte años, y luego en la colegio del hadiz conocido como Dar al-Hadiz al-Kamiliyya. Durante estos años, sirvió en ocasiones como el juez en jefe Shafi'i de Egipto.

Fue en El Cairo, que el Imam escribió algunos de los libros más completos y beneficiosos que se han sumado a la biblioteca de la civilización islámica. Entre estos se encuentran el al-Durar al-Kamina (un diccionario biográfico de las principales figuras del siglo VIII), un comentario sobre los Cuarenta Hadices del Imam an-Nawawi (un estudioso por el cual, sentia un respeto particular); el Tahdhib al-Tahdhib (un resumen del Tahdhib al-Kamal, la enciclopedia de los narradores hadiz de al-Mizzi), Al-Isaba fi tamyiz al-Sahaba (el diccionario más usado de los Compañeros), y Bulugh al-Maram min adillat al-ahkam (de fiqh Shafi'i).

En 817, Ibn Hajar inicio la enorme tarea de montaje de su Fath al-Bari. Comenzó como una serie de dictados formales a sus alumnos de hadiz, tras lo cual, los escribió con su propia mano y los hizo circular, sección por sección entre sus alumnos, para que fueran discutidos en sus clases una vez por semana. A medida que avanzaba y crecía la fama de su autor, el mundo islámico se interesó mucho en este nuevo trabajo. En el año 833, el hijo de Timur, Shahruj envió una carta al sultán mameluco al-Ashraf Barsbay solicitando varios regalos, incluyendo una copia del Fath, siendo Ibn Hajar capaz de enviarle los tres primeros volúmenes. En 839 la petición se repitió, y más volúmenes fueron enviados, hasta que, en el reinado de al-Zahir Yaqmaq, todo el texto estuvo terminado y una copia completa fue enviada. Del mismo modo, el sultán marroquí Abu Faris ‘Abd al-‘Aziz al-Hafsi solicitó una copia antes de su finalización. Cuando fue terminado, en el mes de Rajab del 842, una gran celebración se llevó a cabo en un lugar abierto cerca de El Cairo, en presencia de los ulemas, los jueces, y los principales personajes de Egipto. Ibn Hajar se sentó en una plataforma y leyo las últimas páginas de su obra, luego los poetas recitaron alabanzas y oro se distribuyó entre los asistentes. Fue, dice el historiador Ibn Iyas, «la fiesta más grande de la época en Egipto».

El Shaij al-Islam Ibn Hajar partido de esta vida en el año 852. A su entierro asistieron cincuenta mil personas, incluyendo el sultán y califa, incluso cristianos apenados'. Él fue recordado como un hombre amable, de estatura baja, delgado y de barba blanca, amante del ajedrez y la caligrafía, muy inclinados a la caridad; bueno con aquellos que le hicieron mal, y perdonador con aquellos que fue capaz de castigar. La proximidad de toda una vida con el hadiz lo había imbuido de un profundo amor por el Mensajero de Al.lâh (que Al.lâh le bendiga y le conceda paz), como se demuestra claramente en la poesía reunidos en su Diwan, un manuscrito original que se ha conservado en la Biblioteca Nacional de Egipto. Unas pocas líneas son suficientes para mostrarlo:

Por la puerta de su generosidad se encuentra un pecador, que está loco de amor,
¡Oh el mejor de la humanidad, de radiante rostro!
A través de ti busco un medio [tawassala], con la esperanza de que Al.lâh perdone mis tropiezos,
por temor a Él, mis párpados están mojados por verter lágrimas.
A pesar que mi genealogía me atribuye a una piedra [Hajar],
con qué frecuencia las lágrimas han fluido, dulces, puras y frescas.

Mis alabanzas no te hacen justicia, pero tal vez,
en la eternidad, estos versos puedan transformarse en mansiones.
Mi alabanza continuará durante el tiempo que yo viva,
porque yo no veo nada que pudiera llegar a desviarme de tu alabanza.


(El presente texto es la traducción de la Introducción al comentario de Ibn Hajar a una selección de hadices, publicado en un folleto por la Muslim Academic Trust.)

Shaij Abdal-Hakim Murad
Fuente: Masud.co.uk
Traducción; Yerko Isasmendi


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