EL loco de Dios y el tarot en el renacimiento



Mucho se ha escrito sobre el posible origen del término Tarot, las elucubraciones de los ocultistas dan dado variadas teorías de exóticas etimologías, que de alguna manera siempre están asociadas a la idea de lo lejano, mágico y misterioso no tan solo del nombre del Tarot, sino de las cartas en sí. No es lugar para realizar un listado de dichas teorías, sino para aportar con un nuevo posible origen del término, esta vez no tan exótico ni oriental, sino centrado en un Arcano que en el “nuevo tarot” reinventado ya por el siglo XVIII, paso a ser considerado el icono o como está de moda decir, el arquetipo del «hombre no iniciado, sin rumbo y movido por su animalidad».

Conviene si establecer como parámetro para situar no tan solo este ensayo, sino toda mi postura con respecto al Tarot, la necesidad de despojarse del lastre de las concepciones, teorías, postulados y prácticas que hoy por hoy; son la base del conocimiento que se tiene acerca del Tarot. Ideas y concepciones que se desgajan rápidamente cuando son puestas en el contexto y paradigma en que los primeros Tarot vieron la luz, me refiero a la Italia renacentista, en donde la fe cristiana era el marco conceptual de donde se erigía toda la cultura – más allá de ortodoxias o heterodoxias -, donde bullían la magia astral, la cábala cristiana y el arte de la memoria eran el crisol del pensamiento renacentista.

El humanista italiano Ortensio Lando en su “Paradossi” de 1543 escribió: «A veces considero que el inventor de las cartas era más ingenioso de lo que se supone, porque no sólo se aseguró de que las virtudes, la justicia, la templanza, la fortaleza, las monedas, los palos y cosas similares compiten entre sí para ver cuál de ellos tiene más mérito, cual es la ganadora y cuáles son las otras restantes. Pero hizo más que eso, dado que el tonto tiene un honorable papel en este juego».

Esta frase de Ortensio Lando nos da una señal que algo central con respecto al Tarot gira en torno a la figura del loco/tonto[1]. El profesor Andrea Vitali en su libro “Tarocchi: Storia, Arte, Magia, dal XV al XX Secolo” señala que el primer documento conocido en el que aparece el término Tarochi en relación con los juegos de cartas es un registro de cuentas en un Tribunal del 30 de junio de 1505[2] y en lengua francesa "taraut" aparece por primera vez en el mismo año en mes de diciembre[3], en la ciudad de Aviñón, entonces parte de los Estados Papales[4].

En la “Frotula de le dòne” (1.494) de Giovan Giorgio Alione, la palabra Taroch aparece con el significado de "Tonto"[5]. Este uso del término tarochus–tonto, disociado de las cartas aparece en otras obras del siglo XV, como en la obra Maccheronea, dedicada a Gaspare Visconti por el poeta Bassano Mantovano[6].

Otra pista aportada por Vitali es la del viento sirocco, «el viento que se cree que induce la locura, fue llamado en el Renacimiento Vento Theroco. Esto es atestiguado por un documento del siglo XVI por un imitador de Andrea Calmo en el que relata los acontecimientos que ocurrieron en la región de Veneto de la que había oído hablar o participado personalmente. La carta nos ha llegado en dos ejemplares que difieren en algunas variaciones de extremo interés. Una variante consiste en reemplazar el scirocho por theroco para indicar tanto el viento como su acción para hacer que la gente se vuelva loca»[7].

Flavio Alberto Lollio, en su “Invettiva di F. Alberto Lollio accademico Philareto contra il giuoco del tarocco” con respecto al Tarot dice: «Ese nombre extraño del tarot, sin etimología, que muestra a todo el mundo rarezas que solo desperdician y mutilan su cerebro … la cara apropiada del tarot es de uno a quién este juego le agrada, que no puede ser otra que la de un Tarocco, que es ignorante, un tonto»[8]. Vemos como en base a diferentes fuentes, que en el siglo XVI en Italia para referirse al loco-tonto se usaba la palabra Tarocco; y si analizamos la figura del loco-tonto en el contexto del pensamiento medieval – renacentistas, nos comenzaremos a introducir en un rico mundo simbólico, de una pura espiritualidad cristiana.

Para Andrea Vitali «la locura penetra todos los Triunfos (Arcanos Mayores). Una locura colorida, conectada por un lado al aspecto puramente del juego y por el otro al concepto de locura sensata e insensata, según los principios éticos de la religión cristiana».

¿Pero que es la locura sensata e insensata, que impregna toda la estructura de los Triunfos (Arcanos Mayores)?: La locura insensata, es la búsqueda del placer, el éxito y lo material, locura que conduce a la destrucción (que es la interpretación actual generalizada de dicho arcano); la locura sensata en cambio es la que mitiga la soledad, la que conlleva a la aceptación de Dios y someterse por ende a Su santa voluntad, como dice la escritura en Eclesiastés 27, 12: «Un hombre santo permaneciere en la sabiduría como el sol, pero el necio cambia como la luna»[9].

Debemos recordar que el escolasticismo pretendía confirmar las verdades de la fe mediante el uso de la razón y agrupaba en la categoría de necios, a todas aquellas personas que no creían en Dios, aunque fueran capaces de razonar. Sobre este punto Vitali precisa «En el tarot la presencia del Loco tiene, por tanto, un sentido más profundo: el Loco, en su sentido de incrédulo en Dios, pero poseedor de la razón, tuvo que convertirse, a través de las enseñanzas expresadas por la Scala Mistica, en el "Tonto de Dios", que había encontrado su plasmación siglos antes en San Francisco, a ese "Folle di Dio" a quién Girolamo Benivieni en el siglo XVI le dedico estas líneas: "El Santo Juglar de Dios y el Santo Tonto (Sensata Locura). Nunca fue más bello solaz, Más alegre, ni mayor, Que, por celo y por amor, De Jesús devenir loco»[10].

Como lo señale al inicio de esta entrada, no podemos tratar de entender el sentido del Tarot sin adentrarnos en el paradigma del hombre espiritual renacentista, para quién todo por lo que se trabaja es vanidad y locura; y puesto que todos los hombres buscan de alguna manera su bienestar, todos son necios, porque sólo en Dios está la verdadera felicidad. Por lo cual, el único remedio es la búsqueda de la locura sensata, porque todo es vanidad, incluyendo la Sabiduría del Mundo. Sobre dicho punto el profesor Vitali señala «La Cuarta Vanidad, que pertenece a la ambición u orgullo de la vida, es la Sabiduría Mundana», y acá debemos de remitirnos a la escritura que era el centro angular de toda meditación espiritual; en ella se nos dice que: «… la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios»[11], por lo que rendirse al mundo y ser orgulloso de esto es una gran vanidad; más aún cuando el perseguir al mundo conlleva dar la espalda a la sabiduría del mismo Dios. En este punto surge la duda de como un hombre mundano pueda ser el más propenso a prestar servicio a Dios, y es la misma escritura la que nos da la respuesta: «sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia»[12]. Este punto de la necedad como sabiduría, es reforzado por el apóstol «si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio»[13]; porque la Sabiduría de este Mundo, si no está sujeto a la Sabiduría de Dios, es vana e ilusoria; y por tanto, el dar la espalda a los placeres de este mundo material no es de necios sino de sabios. Idea que queda graficada en una hermosa frase del jesuita Roberto Personio «Nosotros, sin sentido, juzgamos locas las vidas de los santos: ahora vemos que eran prudentes, y el resto de nosotros locos. Y esto es cuando la Sabiduría Carnal contradice lo espiritual, y no de otra manera»[14].

Esta idea de la Santa locura que dio pie al florecimiento de los santos locos bizantinos (saloí)[15], poseedores de la impasibilidad perfecta (apatheia) como los describe Evagrio Póntico[16], que emana como ya lo he señalado de la escritura, pues «Infinito es el número de necios»[17], y «cada hombre es hecho tonto por su sabiduría»[18], y es en este contexto que el arcano del loco-tonto cobra relevancia.

Si analizamos las primeras barajas lo que destaca a primera vista es la pobreza “franciscana” de la carta “Misero” del llamado Tarot de Mantegna de 1.465; pero esa imagen de miseria y soledad esconde un significado más profundo y común a otras formas de espiritualidad[19], pues esos paisajes desérticos que se vislumbra detrás de nuestro loco-tonto, no son otra cosa que su propia alma, la cual queda vacía sin la fusión con Dios, que va dejando atrás al lograr la unión. Su desnudez y compañía de animales reafirman esta idea, al ser el símbolo de la vuelta al estado primordial edénico de pureza[20] – imagen a fin a nuestros amado San Francisco.

Este loco-pobre, considerado un necio, un tonto por darle la espalda al mundo; nos señala no al hombre inconsciente y de actuar mundano de los actuales expertos del tarot; sino todo lo contrario, pues él ha alcanzado ese estado de inocencia y bondad, fruto de la unión divina. Y solo este loco-pobre-necio deviene en el hombre verdadero, pues se ha convertido en la Imago Dei, pues «es un rey bajo la apariencia de un mendigo, entendiendo que el rey, es el soberano, el dueño de sí mismo con un alma ennoblecida y sincera»[21].

Esta breve aproximación nos da luces de la espiritualidad que subyace bajo los primeros mazos del Tarot[22], espiritualidad alejada de las modernas vías interpretativas junguianas, terapéuticas, cabalísticas, astrológicas, etc. En sucesivas entradas iré no tan solo profundizando en la figura del Loco y en varios otros aspectos de su figura, que en esta primera entrada no he mencionado, sino que además espero poder hilvanando esta Scala Mistica, en esa Escalera de Jacob que es el Tarot.


Yerko Isasmendi


Notas

1Recordemos que en italiano el arcano “0” es llamado “Il Matto”; el tonto.
2) Algunos autores datan la referencia más antigua en lengua francesa "tarau", a la Novela Gargantua (1534) de Rabelais,
3) Hay otras fechas para el primer registro de la palabra tarochi, por ejemplo Emilio Salas en "El gran libro del tarot" nos da la fecha de 1.227 en que mencionan unas tarjetas con que los niños italianos eran instruidos en las virtudes; pero sin aportar fuentes algunas.
4) Dejar caer un sonido "-ch" final es común en las palabras francesas que se toman prestado del italiano.
5) El verso en cuestión es: "Ancôr gli è - d'i taroch", que Vitali la tradujo como " todavía hay algunos tontos".
6) El verso es “Erat mecum mea socrus unde putana. Quod foret una sibi pensebat ille tarochus. Et cito ni solvam mihi menazare comenzat.” La traducción de Ross Caldwell es “Mi suegra estaba conmigo, y este idiota pensó que podría conseguir algo de dinero de ella, así que comenzó a amenazarme”.
7) En la tradición italiana, el viento del sur, caliente y seco del desierto africano que se pensaba que enloquecía a las personas.
8) Invettiva di F. Alberto Lollio accademico Philareto contra il giuoco del tarocco. Ver la obra de Flavio Alberto Lollio
9) He usado la versión de la Vulgata en latín de Douhy-Rheims (Homo sanctus in sapientia manet sicut sol: nam stultus sicut luna mutatur); ya que en otras versiones el texto tiene no menores cambios, cito a ejemplo la versión de la biblia de la Reina Valera, Eclesiástico 27,11: “Cuando la gente buena habla, siempre da sabios consejos; pero los tontos cambian de parecer como la luna durante el mes. Enlace a la Vulgata
10) Laude dello amore di Iesù Cristo chiamata La Savia Pazzerella , canzone a ballo di Girolamo Benivieni (1453-1542)
11) Corintios 3:19
12) Corintios 1:27-29
13) Corintios 3:18
14) Guida degli Uomini alla loro Eterna Salute, Cap. IV: Contra l’amore del Mondo
15) Los Iuródivye de la tradición ortodoxia rusa
16) Evagrio Póntico también apodado El solitario (345-399) fue un monje y asceta cristiano, muy conocido por sus cualidades de pensador, escritor y orador.
17) La segunda parte de este versículo (Eclesiastés 1:15)
18) Jeremías (Capítulo X, 15)
19) En el sufismo tiene gran importancia la figura del pobre de Dios en persa Dervishe; que en árabe sería el faqir, aquel que vive la pobreza espiritual (faqr). En el mundo musulmán la figura por excelencia de este loco de Dios, es Majnun, que encarna al arrebatado por el amor a Dios, a aquel que se haya perdido en la soledad de su alma y de su hambre de Dios.
20) Ver mi ensayo: Esbozo del simbolismo de Layla y Majnun
21) Palabras del gran sufí Abu Madyan con respecto al faqir.
22) Ya en el siglo XVII podemos ver como la imagen de esta carta va siendo modificada desde el tarot de Jaques Vievil, al de Jean Noblet; concretándose esta mutación en el tarot de Marsella. Sin mencionar la adulteración llevada a cabo en el siglo XVIII, por el padre de la cartomancia moderna del tarot, me refiero a Ettiella, que elimina algunos arcanos, pone en su lugar otros y “moderniza” los colores.

1 comentario:

  1. Increíble como con éste artículo sacas de la sombra conceptos que abarca el tarot en su antigüedad. Nos permite ver cómo el loco o el tonto es realmente esa figura iniciatica primordial en el camino a la recepción de Dios, pues se relaciona con desnudarse de todo concepto racional, de la mente misma.

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