Brujería o Hechicería en Chile



Como iremos descubriendo a lo largo de diversas notas acerca de la brujería en Chile, todas las interrogantes formuladas son de compleja respuesta, debido a que las manifestaciones de lo brujeril no siguen un marco común, sino más bien, se expresan en múltiples formas dependiendo del tiempo y lugar en que estas se manifiestan. Por lo cual, es necesario delimitar “áreas” que guardan una relación no tan solo geográfica, sino más bien, que expresan un tipo particular de manifestación de lo mágico. 

Al remitirnos a las primeras menciones de actos de brujería en Chile, queda claro que estamos en presencia de hechicería; pues como algo obvio, el concepto de diablo y todo lo que esto conlleva, influencio gradualmente el marco de creencias de los pueblos originarios y fue impuesto en algunos no pocos casos, desde el prisma con que los conquistadores españoles miraban las prácticas religiosas de los nativos.  

Partiendo de esta premisa, es fácilmente constatable que los primeros registros de la autoridad con respecto a actividades mágicas estaban dentro de lo que entendemos por hechicería; es así como, en el siglo XVI, por ejemplo se cursaron peticiones para jueces de comisión para investigar y castigar el uso de filtros y hechizos. Pero un siglo después, el panorama cambia y la figura de la brujería satánica hace su entrada, el jesuita Diego de Rosales escribió: “Lo más que enseñan a sus hijos y a sus hijas, es a ser hechiceros y médicos, que curen por arte del diablo. . . Y para esto tienen sus maestros y su modo de colegios donde los hechiceros los tienen recogidos sin ver el sol, en sus cuevas y lugares ocultos donde hablan con el diablo”(1). Gerónimo de Bibar describía a los mapuches como "grandes hechiceros", que tenían “pacto con el demonio"(2) y otro jesuita; Alonso de Ovalle, afirma que lo diabólico está presente en la mágica y hechicería que se práctica entre los mapuches, siendo los machis para este jesuita, mantenedores de tratos con el demonio a través de los cuales reciben las respuestas de sus oráculos(3), solo por citar algunos ejemplos.

Al revisar los legajos de los procesos en Chile, se hace evidente como la idea estereotipada de la brujería satánica, en torno a la cual se había ya formado todo un imaginario en la mentalidad europea, fue gradualmente absorbida e impuesta no tan solo por jueces, misioneros, predicadores, legisladores, etc., sino por la masa de población hispanizada. La asimilación de todo lo no cristiano con lo demoniaco, era un proceso que por siglos la Iglesia venía imponiendo con éxito y que como es lógico en base a dicha mentalidad, donde mora el demonio, hay adoradores y la encarnación por antonomasia de estos, son las brujas. Bajo este prisma todas las viejas prácticas de sanación física y espiritual, los panteones indígenas plagados de seres de poder, fueron rápidamente a formar parte de los glosarios de la demonología cristiana.

Por lo cual, desde el siglo XVII en adelante en la zona central del país podemos hablar de la convivencia de la hechicería y de la brujería, convivencia que en no pocos casos llevo a la asimilación total de la hechicería dentro de lo brujeril. Esta mimetización queda clara por ejemplo, en los procesos contra los brujos de Chillán llevados a cabo en el siglo XVIII, en donde los imputados a pesar de que los cargos iniciales son por “maleficio(4)“ y en muchos de los casos, por simple envenenamiento, relatan elementos casi calcados de las confesiones de sus homólogos europeos; me refiero a reuniones en cuevas a las cuales se asistía volando convertido en algún animal – previo embetunarse con ciertas aguas, donde se llevaban a cabo pactos con el diablo y se entregaban a celebraciones entre comida y alcohol(5). 

Sobre este proceso, Holdenis Casanova Guarda ha escrito un excelente libro(6) también hace notar que la realidad que estaba detrás del proceso era la creencia en hechiceros más que en la figura de la brujería satánica: “Dotados de poderes mágicos para producir el mal se menciona igualmente en el juicio un tipo de agente capaz de realizar "hechizos", es decir, ocasionar daños diversos, inclusive la muerte, a enemigos o a otros seres humanos mediante la manipulación de ciertos objetos o materiales repugnantes, frecuentemente acompañada de algunos ritos y conjuros. Serían los hechiceros. Mucho más (recuente en el desarrollo del proceso fue, sin embargo, el vocablo "brujos", que, al parecer, terminó imponiéndose entre los mapuche para identificar a los que practican la forma secreta y maléfica de la magia"

Por otra parte, dentro del mundo mapuche la figura del Kalku(brujo)(7) estaba claramente delimitada con lo maléfico, varios cronistas del siglo XVIII lo señalan, como el jesuita Miguel de Olivares(8), el abate Juan J. Molina(9) y el cronista Felipe Gómez de Vidaurre(10) por citar algunos ejemplos. Estos Kalkus según estás crónicas  habitan de día en las cavernas con sus discípulos, saliendo de noche transformados en pájaro nocturnos, hacen correrías en el aire y disparan contra los enemigo sus flechas invisibles. Esta equivalencia Kalku-Brujo es corroborada por estudios de la cultura mapuche, como bien lo señala Cristián Parker en su trabajo “Cultura mapuche y prácticas médicas tradicionales en la región del Bio-Bio”, en donde se deja en claro la distinción entre la machi que hace el papel de mujer sabia, curandera, pudiendo ser asimilada con la hechicería y el Kalku derechamente vinculado a lo oscuro.



Yerko Isasmendi 

Parte II - Parte IV



Notas

1) Historia General del Reino de Chile. Imprenta del Mercurio de Valparaíso, 1878.
2) Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, Tomo II, 1524.
3) Histórica relación del Reyno de Chile, 1646. 
4) Término que viene del latín maleficium, formado por las voces male (mal), facere (hacer) y el sufijo io (resultado). 
5) Véase “Maleficio. Historia de hechicería y brujería en el Chile colonial” de Eduardo Valenzuela Avaca. Pehuén Editores, 2013.
6) Diablos, brujos y espíritus maléficos. Chillán, un proceso judicial del siglo XVIII de Holdenis Casanova Guarda.
7) La figura del Kalku está presente en la toponimia y expresiones a lo largo de toda la zona mapuche: Atakalko, Kalkomio, Kalkucura, Kalkumilla, Kalkuripe, etc., son solo una pequeña muestra de la relevancia que tenían en la cultura mapuche.
8) Historia militar, civil y sagrada del reino de Chile.
9) Compendio de la historia civil del reino de Chile.
10) Historia geográfica, natural y civil del reino de Chile 

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