¿Patriarcado origen de la casa de brujas?



Cierta línea de investigación asociada generalmente al feminismo[1] suele citar al patriarcado simbólico y real como el móvil que desencadeno la caza de brujas, y la condena a miles de mujeres solo por misoginia. Lo cual es errado ya que se confunde un motivo de acusación con el delito por el cual, se es procesado y condenado. El origen de esta teoría que afirma que el origen de la casa de brujas se debe a la misoginia y al poder del patriarcado, se remontar a los años 70, cuando varios grupos wiccas feministas hicieron su aparición, sentando las bases para el ascenso de la figura de la diosa dentro de la neo religión. Entre estos grupos destaca Women’s International Conspiracy from Hell (WITCH) formado en New York en 1968. WITCH promovió la idea de que la caza de brujas había sido un ataque de las autoridades cristianas patriarcales contra una religión feminista que adoraba a la Gran Diosa.

En el libro "Witch Hunts in Europe and America: An Encyclopedia", se describe a WITCH como el primer grupo de feminismo radical brujeril, que unía el feminismo con los estudios sobre brujería, teniendo un gran impacto e influencia en muchas historiadoras feministas norteamericanas y europeas, las cuales han construido el mito del "Burning time", el cual consideraba la caza de brujas como una campaña masculina contra las mujeres, un caso extremo de la violencia masculina que muchas feministas consideraban el principio subyacente del patriarcado. Este análisis de la casa de brujas coincide con el ascenso en los años 70 de la presencia feminista en temas de la esfera pública como la igualdad de remuneración en los trabajos, las cuestiones de violación y violencia doméstica. Sus principales defensoras fueron teóricas e intelectuales feministas como Mary Daly, Barbara Ehrenreich y Deirdre English[2]. Estas y otras feministas pintaron a las brujas de la antigüedad como sabias curanderos naturales y parteras, representantes de una milenaria tradición de mujeres que derivaban su sabiduría de su conexión con la tierra, y víctimas de la autoridad del hombre en el estado, en la iglesia y en la medicina organizada. Esta idea del "Holocaust of Women" se afianzo con la tesis de Murray hoy totalmente desacreditada, llegando algunas autoras feministas a calcular las mártires que cayeron bajo el poder asesino patriarcal en millones, siendo la cifra de 9 millones la más aceptada, pero totalmente falsa.

Si bien es cierto, no se puede negar que en las miles de acusaciones algo de esto hubo[3], como también en la creación del estereotipo de bruja satánica por parte de los teólogos; pero reducir a solo ese factor la brujomanía es un gran error, pues se desconocen otros factores, como el fantasma de la herejía que tiño justamente toda la franja de Europa en donde aparecía el tipo de brujería satánica o la maquinaria de estandarización de las creencias- raíz de las herejías – o la supervivencia de antiguas formas de culto agrarias o el chivo expiatorio por parte de la misma población rural de los infanticidios que se llevaban a cabo por los mismos padres debido a la gran pobreza en que se vivía – al acusar a la comadrona o a la anciana rara se librarán de toda culpa, o los conflictos interpersonales o la fama de la bruja como único poder accesible de mujeres en situación de riesgo o la influencia de la escasea de recursos agrarios, etc.

El caso de las comadronas es un buen ejemplo que la teoría de la misoginia es errada o en el mejor de los casos insuficientes para explicar la brujomanía , pues algunos autores sostienen que estas fueron las que engrosaron las filas de las condenadas por brujería, lo cual dista de la realidad. De todos los condenados en España por ejemplo, menos del 23% eran comadronas, y existieron comadronas que llevaron a cabo su labor sin tener ningún problema; y de nuevo, el punto central no era el sexo o su nivel socio-económico o cultural, cito el “Libro del arte de las comadres o madrinas, y del regimiento de las preñadas y paridas, y de los niños” escrito por el médico Damián Carbón en 1541:

que tenga buenas costumbres ... sea honrada ... sea casta ... tenga temor de Dios. Sea buena christiana ... Dexe cosas de sortilegios ni supersticiones y agueros no cosas semejantes porque lo aborresce la Yglesia Santa. Sea devota y tenga devocioa en la Virgen Maria y tambien con los sanctos y scanctas de parayso y porque todos sean en su adjutorio”.

Hay que establecer que se entendía en el siglo XVI y XVII por brujería o hechicería, cito Summa de las Leyes penales de 1639: “Hechiceros son los que con supersticiosas palabras y extraordinarios remedios y medicinas dizen y prometen curar a los maleficiados”, “Bruxa: comúnmente se llama la muger perversa, que se empléa en hacer hechizos y otras maldádes, con pacto con el demónio, y se cree, ù dice que vuela de noche”.

En base a los cientos de trabajos de investigación se puede precisar que todo pasaba por la ortodoxia de la fe, algo normal en un régimen donde la fe, y la religión, normaban la vida y muerte. Es sabido que la inquisición nace como una reacción contra las herejías, y el concepto de herejía fue lo que justamente persiguió. La brujería era considerada la gran herejía, al poner al diablo en el lugar de dios; la hechicería era en cambio una herejía menor, ya que el trato con demonios podía ser sin conocimiento, debido a la ignorancia de las fuerzas que actuaban tras los hechizos, por ende, generalmente sus penas fueron menores, aunque siempre se sospechará que la hechicera podía ser además una bruja.

En resumen, lo que llevaba a la condena por brujería era lo herético que pudieran ser consideradas sus ideas y los medios por los cuales operaban.


Yerko Isasmendi 



Notas

1) Silvia Federici o Concha Germán Bes, Gonzalez Echeverria, Barbara Ehrenreich y Deirdre English  por citar un par de ejemplo. 
2) Brujas, parteras y enfermeras.Una historia de sanadoras, The Femunist Press, 1973.
3) Si bien es cierto aproximadamente el 75% de los individuos procesados fueron mujeres, no obstante, encontramos dos países, Rusia y Estonia, donde se produce el caso inverso, y en los países escandinavos la distribución por sexos resulta casi equivalente. Los motivos de esta alto porcentaje de mujeres procesadas se pueden deber a muchos motivos, entre los cuales está, desde luego la idea que se temía de la mujer y de su cuerpo en el siglo XVI, siendo esta  considerada moralmente más débil, más carnal y sexualmente más inmoderada, y en consecuencia, sucumbía más fácilmente a la tentación del diablo. También estaba el factor relacionado con las funciones habituales de las mujeres, las que daban pie a una fácil asimilación con una posible práctica de magia nociva: cocineras, curanderas y comadronas. Pero no se puede obviar el hecho que las acusaciones se originaban por tensiones ocurridas entre mujeres, por eso una cifra importante de testimonios acusatorios provenían de mujeres. Otra explicación sería que las mujeres, que no disponían ni de poder político ni físico, podían utilizar la brujería como instrumento de protección y venganza.

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