Manthran:: Palabras de Poder


El manthran puede ser simplemente una fórmula litúrgica, una invocación, una oración. La elaboración de la doctrina de los mathras de carácter puramente metafísico está ligada a las 3 partes constituyentes del hombre. Esta es la base de la teoría o teología del Logos, la Palabra o Verbo. En algunas corrientes como en el tantrismo budista, la ciencia de los manthran corresponde al segundo misterio esotérico (guhya) a la transformación de la palabra en naturaleza de vairra, es decir, al despertar de la palabra hecha poder. Tras un despertar semejante del pensamiento “vivo” y de la imaginación mágica, el tercer y último misterio está encargado de suscitar la cualidad misma del rayo también en el cuerpo.

La teoría básica se puede resumir del siguiente modo: Ahura Mazda y sus manifestaciones son percibidos bajo la forma de sonido o verbo, y las diferentes bases del desarrollo cósmico se conciben en los mismos términos. A la diferencia de lo masculino y femenino, corresponde la expresión o el sonido expresivo y del sentido o objeto significado. En el nivel espiritual, la germinación no está todavía lo bastante avanzada para que el otro tenga un carácter de exterioridad. Así el sentido no es un objeto, sino una significación pura, o más bien es el objeto en el estado o es la forma de una significación, tal como sucede en el plano humano en la concepción de ideas. De la misma manera que los constituyentes no desaparecen los unos en los otros, sino que subsisten todos, cada uno en su propio nivel. Todas la creación esta presente en la lengua humana, de forma oculta

Dentro de la doctrina de los Manthran existen tres puntos fundamentales, en primer lugar, debe de existir una correspondencia entre las letras y las sílabas de un alfabeto humano y por otra parte, las “letras luz” y las silabas semillas del plano sutil, en donde las potestades divinas están ligadas a dichas silabas semillas. En segundo lugar la relación de esas mismas letras, sílabas y las partes constituyentes del cuerpo, sus centros vitales y sutiles, concebidos como sedes de las mismas fuerzas y las creaciones de los mismos poderes que se manifiestan en dichas letras. Finalmente la relación de dichas letras y las fuerzas elementales de las cosas, pues son los mismos principios los que tras una intervención de la ley de la dualidad se manifiestan a la vez en el hombre y en la naturaleza.

El punto de partida en esta disciplina es el condicionamiento del poder evocador de la palabra y todo nombre. Este es el fenómeno por el cual una palabra dada provoca una reacción en el espíritu. Se debe de distinguir el sonido material producido por una vibración y el frotamiento de dos objetos: sonido transitorio, “engendrado” y el sonido eterno e inmaterial. El poder evocador del lenguaje y el sonido vendría del hecho de que el sonido audible, pronunciado materialmente, no es más que la forma por la cual se manifiesta, utilizándolo como vehículo el otro sonido, el cual pertenece esencialmente al plano del principio individuado, y al mismo tiempo supraindividual.

Esto quiere decir, que en todos los actos de comprensión, está presente ya se n germen o un reflejo lejano un poder evocador que no pertenece ya al orden simplemente sensorial y dualista. Está ahí el punto de partida que conduce a la reintegración de la palabra en lo que sería el sonido y a la reintegración del hombre en el plano sutil, y después en el plano casual. Los Manthran son concebidos como apoyos a esta reintegración. Además al ser trasmitidos por una sabiduría inmemorial, corresponderían al vocablo divino, y por tanto, a la fuerza seminal o fecundadora, bien de la naturaleza o bien del cuerpo. Se trataría por tanto, de los reflejos de la “lengua absoluta” o “lengua divina”.

Los Manthran deben ser despertados, el fuego mental que se concentra en el debe de consumir la materialidad y actualizarla en una forma sutil, “hecha de luz”, provocando en un plano superior el condicionamiento del poder evocador, como una abertura ó dilatación. Antes el Mathran duerme, y el manthran que duerme no es más que ruido, y no tiene ningún poder. Con el despertar de este y con el poder que lo provoca, se asocia el conocimiento que este contiene y la relación que se establece con el oficiante.

Las técnicas más utilizadas para despertare Manthran es su repetición. Primero la repetición verbal, que corresponde al Manthran en su forma dormida, grosera; en la segunda fase, ya no se pronuncia el Manthran pero subsiste el esbozo de su pronunciación; finalmente en la tercera fase, la repetición es puramente mental. El Manthran que era sonido tiende a convertirse en un acto del espíritu y la condición de su eficacia queda en un principio cumplida. Las técnicas de repeticiones tienen dos sentidos; actúa como una especie de fijador de lo mental para dormir la sensibilidad exterior y despertar la interior. Su segundo aspecto es mágico y se refiere a un poder intrínseco de suscitación que se le atribuye a manthran. Las vibraciones se suman y repercuten unas con otras actuando de manera subconsciente sobre diversas fuerzas y sobre los centros sutiles del cuerpo, produciendo poco a poco una saturación que facilita el despertar, “apertura” del Manthran.

La palabra posee muchas dimensiones. En la palabra articulada se ve el eco último o el reflejo de un proceso profundo. Recordemos que la corriente del aliento aparece primero en la parte baja del estomago. Movido por el impulso que le lleva a hablar, esta corriente manifiesta lo divino que penetra en todo en tanto que palabra. Este s el estado más profundo y no manifestado del sonido. Sigue el estado del sonido o de la palabra ya manifestada, pero casual, sin forma, al que se corresponde en el cuerpo el centro del plexo solar o corazón. Tenemos después la manifestación del sonido en el plano de la fuerza, a la vez con forma o formadoras, correspondientes al espacio comprendido entre el centro del corazón y la laringe; a partir de la laringe y por encima , sonido y palabra toman una forma audible, articulada, humana, y se manifiestan en sonidos y palabras materiales.



Yerko Isasmendi 

Texto inspirado en Julius Evola, acerca del poder de la palabra y basado en las enseñanzas de IIm-e-Khshnoom

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