Introducción al estudio de la brujería en Chile



Hablar sobre la brujería inmediatamente evoca imágenes fuertemente asentadas en la imaginería popular pero que no necesariamente se corresponden con la realidad vivida en nuestras tierras; si bien es cierto muchos son los poblados en los cuales se pueden oír de boca de los lugareños más ancianos historia de brujos y maleficios; destacando entre ellos algunas ciudades como Salamanca, Talagante o la célebre zona de Chiloé, pero no es menos cierto, que el acercamiento al tema de brujería no pasa del plano netamente antropológico y etnográfico, estando en la mayoría de los casos restringido a una exposición de los procesos de brujería acaecidos en Chile entre los siglos XVI al XIX.  La bibliografía disponible es más bien escasa, y por lo general se restringe a los juicios llevados a cabo en los siglos XVI en adelante en varias localidades de la zona central ligadas al maleficio y a la hechicería, o a la célebre cofradía brujeril de la Recta Provincia en el mágico Chiloé. Lo que nos lleva a un amplio abanico de prácticas, creencias y fenomenología sin explorar.

Al plantearnos este tema surgen varios cuestionamientos, que a mi parecer, aún no han sido ni siquiera tratados de abordar; entre ellos: ¿podemos hablar de un solo tipo de brujería o existen diferencias entre la brujería del archipiélago Chilote y la de la zona central o norte del país?,  ¿Qué tipo de brujería fue la que motivo los procesos judiciales en chile?, ¿en Chile hubo brujería o más bien tenemos que hablar de hechicería?, ¿en qué grado se nutrió la brujería local, de la brujería y hechicería europea?, ¿Cuáles son los elementos de las creencias y prácticas amerindias que jugaron un rol central en la brujería en Chile?, ¿Qué elementos significativos de la brujería europea, encuentran su correlato en la brujería en Chile?, ¿Cuáles son las prácticas mágicas llevadas a cabo? ¿Existieron prácticas y rituales netamente originales? ¿Qué papel jugo en la brujería en Chile los familiares, las hadas y duendes? , ¿Existió una supervivencia que pueda ser rastreable de la brujería de los siglos  XVI hasta nuestro días?.

Otro tema no tratado es la posible influencia de algunos elementos del folclore, creencias y prácticas del judaísmo o del mundo musulmán. Recordemos el gran legado de Al-Andalus, tierra en la cual, no solo grandes tratados de la Cábala(1) vieron la luz, sino también formas autóctonas de sufismo y exportaciones de prácticas fuera de la ortodoxia ingresaron por medio de los estrechos contactos no tan solo con Marruecos, sino con gran parte del mundo árabe. Además está el gran centro de conocimientos de todo tipo que fue la ciudad de Toledo, la cual estuvo asociada por siglos con el conocimiento oculto, llegando al punto de identificar cualquier arte mágica como “ciencia toledana”. Por lo cual es dable preguntarlos, ¿si las artes de los Hakim(2) o los Marabut(3) encuentran algún grado de plasmación en la brujería criolla?.

Por otra parte, ¿existe una distinción o diferenciación real y consciente entre la brujería o la hechicería en Chile?, no solamente en los hechos registrados en los procesos llevados a cabo, sino que también en el entendimiento de este fenómeno a nivel local.

Mención aparte, es la casi nula información con respecto a la situación del norte del país en lo concerniente a la presencia de brujería; quizás esto se explique por la tardía absorción del norte grande como suelo chileno tras la Guerra del Pacifico, pero en lo concerniente al norte chico, la situación es igualmente desoladora. Lo cual no deja de extrañar, debido a que dichas zonas son ricas en leyendas de apariciones, criaturas de la noche, y  por supuesto historia de la presencia de brujos y brujas en casi todos los poblados que salpican el largo y desolado norte del país.

Como vemos, son muchas las interrogantes que surgen cuando nos enfrentamos al tema de la brujería en Chile, y este serie de artículos son un intento por acercarnos a las verdades que subyacen en este oscuro tema. No pretendo afirmar que estos artículos serán la palabra definitiva en esta materia, sino acerme desde un enfoque distinto a un tema que permanece en las leyendas y en el folclore; y en el mejor de los casos abordado bajo un prisma histórico, antropológico o etnográfico.  

En estas páginas nos introduciremos en el oscuro mundo de la hechicería y de la brujería, partiendo de la premisa de la realidad de esta; no como parte de un pasado ya olvidado, sino como una realidad que aún mora bajo el ilusorio barniz de modernidad y racionalidad con el cual, creemos estar a salvo de las oscuras artes que desde siempre han asechado en las sombras.


Yerko Isasmendi


Parte II



Notas

1) Kabbalah o La cábala (en hebreo  ‘recibir’) es una disciplina y escuela de pensamiento esotérico relacionada con el judaísmo. Utiliza varios métodos para analizar sentidos recónditos de la Torá (texto sagrado de los judíos, al que los cristianos denominan Pentateuco, y que representa los primeros cinco libros de la Biblia).
2) Hakîm es un término en árabe que puede traducirse como “médico”, dicho término suele emplearse en la medicina basada en el Corán (Tib Al Quran) en base a suplicas y oraciones, y a técnicas especiales de respiración sobre el paciente o sobre algunos tipos de líquidos, que con posterioridad son utilizados para bañar o lavar al paciente.
3) La palabra árabe Marabu deriva de la raíz “rbt” teniendo esta varias significancias, en el caso que nos ocupa, se refiere al operador de una serie de prácticas sincréticas tradicionales pre islámicas; como la confección de amuletos para la buena suerte, la predicción del futuro, etc.

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